«El abusador ignora que destroza la vida de los demás»

Para no buscar la lágrima fácil en un filme sobre los abusos sexuales en la familia, Armendáriz impone el distanciamiento; tanto, que a veces los personajes de este drama protagonizado por Michelle Jenner se quedan sin alma. Al tiempo que nos hurta datos de la historia a la que asistimos, nos sobreinforma de las secuelas de las víctimas al sentar su cámara en una sala de terapia. Preguntamos al director cómo encaja este proyecto en una carrera que incluye títulos tan dispares como «Tasio» (1984), «Historias del Kronen» (1995) y «Secretos del corazón» (1997), entre otras.

-Se trata de una película rodada con cámara en mano y en plano secuencia para dar mayor sensación de cercanía a la acción, pero la narración impone distancia...
-Son dos cosas aparentemente contradictorias, pero forman parte de una misma decisión. Quería que la historia se contara desde el punto de vista de la protagonista, que se transmitiera de la forma más natural posible, y que el espectador participara de la angustia de la chica colocando la cámara sobre ella.

-Esa elección implica que al espectador le falte información en ciertos momentos y ande desorientado...
-Como público y como director, no me gusta que se expliciten las cosas. Aquí sugerimos que hay una madre que mira hacia otro lado, que un padre agrede y que, como consecuencia de ello, existe una víctima. Prefiero que sea el espectador quien pregunte a la sociedad, o aporte las soluciones que tenga. No me gustan las películas que explican por qué un personaje se comporta de esta forma y los demás de otra. Y más en un filme como éste, que habla de personas de gran complejidad psicológica.

-En el proceso de documentación se ha entrevistado con abusadores. ¿Qué le ha sorprendido de ellos?
-Leí un libro fundamental, «Conversaciones con un pederasta», y conocí a algunos. Comprobé que existe una distorsión completa de su concepción de la realidad, la mayoría ha sufrido algún tipo de abuso en la infancia, es decir, en el fondo sólo repiten lo que fue su erróneo proceso de aprendizaje. Muchos no tienen conciencia de que están destrozando la vida de los demás porque son actos que están en su cotidianidad. Ello no supone que les justifique, sino que uno puede acercarse a unos actos que puede cometer cualquiera.

-¿Ha querido repetir la exitosa pareja protagonista de «Los ojos de Julia» o fue casualidad?
-El primero que se incorporó al proyecto fue Lluís Homar y por él supe que estaba rodando con Belén Rueda, pero vi la película cuando ya estábamos en plena filmación de «No tengas miedo».

-Desde «Obaba», su último filme, han pasado seis años. ¿Es tan difícil levantar un proyecto en España, o es que usted se toma su tiempo?
-Ambas cosas. No soy una persona rápida, pero también es cierto que en este tiempo hubo dos proyectos que se cayeron por falta de la financiación adecuada. No es que me pase todo este tiempo de vacaciones ni mucho menos.

El detalle. Belén mira hacia otro lado
La hija siembra pistas sobre el comportamiento extraño de su padre, que la madre (Belén Rueda) prefiere no ver. Es un caso más común de lo que creemos, según comenta la actriz, a la que le ha resultado especialmente complejo rodar un papel con mucho más tiempo de silencios que de diálogo.