Cataluña

Primera estación del vía crucis

Es la primera estación del via crucis electoral que le espera a José Luis Rodríguez Zapatero desde hoy hasta 2012.

Primera estación del vía crucis
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MADRID- El hombre que apostó por la España plural, defendió la nación catalana y concedió a Cataluña el mejor sistema de financiación que jamás tuviera está a punto de darse de bruces con la realidad de las urnas. Y la realidad, de confirmarse los sondeos, no es muy prometedora que se diga. El PSC podría anotar la peor marca desde que en 1980 se celebraran las primeras elecciones autonómicas, si baja de los 33 diputados y el 22,43 por ciento de los votos. No se espera tanto, pero sí algo similar a lo que ocurrió en 1995, un año antes de la derrota de Felipe González, cuando el socialismo catalán perdió seis escaños de los 40 que tenía.
José Montilla ya dijo hace días que Zapatero y el PSOE tendrían también que tomar nota del resultado en un intento claro de repartir las culpas del castigo que se espera. Desde el lunes, PSC y PSOE buscarán las causas, los motivos y el origen de sus males. Y si el primero intentará achacar a la crisis económica, al paro, a los ajustes y a la gestión de Zapatero el resultado que salga de las urnas, el segundo hará lo posible por evitarlo. Es más, si uno preguntaba en la calle Ferraz estos días por lo que se jugaba Zapatero el 28-N, la respuesta era siempre la misma: el resultado de las catalanas «no computa en el marcador de Zapatero. El presidente no se examina».
Y lo cierto es que hasta ahora el histórico del voto catalán ha venido a dar la razón a quienes en el PSOE defienden que los ciudadanos cada vez distinguen más el voto en función de la convocatoria. Un dato: el PSC tiene históricamente un 40 por ciento menos de apoyos en autonómicas que el PSOE en generales (789.956 votos en 2006 frente a los 1.674.156 del PSOE en 2008). Así que para el núcleo duro del presidente del Gobierno lo que salga hoy de las urnas será un mensaje sólo para el socialismo catalán, el Govern y Montilla. Es más, recuerdan que en 2006 el PSOE sugirió sin ningún éxito al PSC que no reeditara el tripartito del que ahora reniega y apostara por la sociovergencia. Montilla hizo caso omiso y ahora tendrá que asumir las consecuencias. Para contrarrestar este argumento, hay quien recuerda que fue Zapatero el que en su día «jubiló» a Maragall para aupar a Montilla, quien apostó por el Estatut y quien dio alas también al independentismo de ERC en su primera Legislatura. Las responsabilidades, pues, están muy repartidas.