Aborto

Niños que no nacen libres por Francisco Marhuenda

La Razón
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Hay niños que no nacen y permanecen libres e iguales en cuanto a sus derechos, como establecía la Declaración Universal de Derechos del Hombre y del Ciudadano, porque los matan antes de nacer. Este texto de 1789, inspirador de los que se han realizado hasta nuestros días, se aprobó durante la Revolución Francesa y es muy grato para la izquierda. En el Antiguo Régimen, derechos como la vida y la libertad, entre otros, venían marcados por el nacimiento, porque las desigualdades eran enormes. En la sociedad estamental, la vida humana era algo irrelevante porque una pequeña minoría disponía de ella a su antojo. Las revoluciones burguesas iniciaron el ciclo de la democratización europea, pero hay un terreno en el que no se ha avanzado porque el aborto es un crimen enorme que algunos miran con indiferencia. No es un debate ni político ni ideológico, sino de respeto de los derechos humanos porque el nonato es un ser humano. No es religioso, porque muchos ateos rechazan ese mal entendido derecho de la mujer a disponer de su cuerpo como si le asistiera el derecho a matar al ser que late en su interior. Por ello, mi rechazo al aborto no responde a esos criterios. Es la expresión de un profundo respeto por el ser humano.

El aborto es el reflejo de una sociedad sin principios y hedonista, donde el egoísmo se antepone a cualquier otra consideración. Cuando un embarazo es incómodo, nada más cómodo que abortar. La expresión más aterradora de esta monstruosidad es el eugenésico. Al margen de los errores que se han cometido en los casos en los que han nacido niños sin ninguna malformación, esta práctica nos retrotrae a las prácticas más aterradoras de los regímenes totalitarios en la búsqueda del «hombre perfecto». Una sociedad moderna y progresista sería la que rechace el aborto y ayude a que las parejas lleven a buen término el embarazo. No hay nada más retrógrado que un crimen tan atroz como el aborto. En España se han realizado centenares de miles. La reforma que ha anunciado Gallardón, con el apoyo de Rajoy, es un gran acierto. En otras ocasiones le he criticado y ahora no puedo por menos que felicitarle. A partir de ahora hay que avanzar para que el aborto desaparezca y lograr que los que lo defienden entiendan que es una monstruosidad.

Francisco Marhuenda