Villaverde

Los Reyes acortan sus vacaciones mallorquinas por Jesús Mariñas

Los Reyes, en Mallorca, durante el verano de 2008
Los Reyes, en Mallorca, durante el verano de 2008larazon

Los Reyes de España no llegarán a Palma hasta finales de mes, cuando comenzarán unas vacaciones que este año son más que necesarias. Llegarán solos, los hijos vuelan a su ritmo. Mientras, el Fortuna está listo, pero no saldrá al mar. El Rey hará la ofrenda nacional a Santiago el día 25 y el Príncipe dedicará los primeros días de agosto a concurrir a la toma de posesión del nuevo presidente colombiano. Las Infantas se dejarán caer, por aquello de no saltarse el ritual, pero no es seguro que echen el ancla en Marivent. No habrá foto de familia y será el verano más corto, aunque Don Juan Carlos no dejará de realzar la regata que lleva su nombre convirtiendo el agosteño Palma en atractivo mundial. Será buena receta para recuperarse del todo ahora que entre las recomendaciones médicas al Rey figura la ausencia absoluta de esas cacerías que tanto lo distraían, porque el retroceso de las escopetas podría repercutir negativamente en sus pulmones. Así las cosas, la atención estival se centra en Ibiza y Marbella. Nuevamente andan a la gresca para ver quién se lleva al agua el auge turístico. Y aunque la capital costasoleña parecía a la baja tras los trincones «malayos», este año retornan fiestas, citas, saraos e intenciones mucho más benéficas que las de José María Roca y su «troupe» saqueadora. María Luisa de Prusia ya invita y hay día para el fiestón recaudador contra el cáncer, mientras Incosol mantiene su cita el 16 de julio, santo de las Cármenes tan tradicional en los Franco, que llegaron a tener tres, abuela, madre y nietísima.

La mañana estará dedicada a rehabilitar el lado profesional y médico del marqués de Villaverde y por la noche Carmen Martínez-Bordiú, su primogénita, debutará con la «troupe» danzarina. Carmen Lomana no va de estrella invitada, algo que se rumoreó, porque ella brilla con luz propia. Carmen Thyssen paseará, como en la canción de los 70, su «soledad por las playas de Marbella» en vista de que no hay apaño, parche ni arreglo con su único hijo. Ella no deja de lamentarlo y ya parece raro el casi inhumano empecinamiento de Borja y Blanca. Tendremos que estar de allá para acá y a ver si la alcaldesa marbellera limpia Puerto Banús de presencias incómodas y tentadoras. Porque lo que era paseo familiar, ojeador y cita de elegancias relumbronas se ha transformado en mercado persa, por no decir harén andante y ofertador de tríos a 150 euros. Para no creérselo.