Sonia Fernández-Vidal: «La física cuántica es alocada fantástica»

–En su novela trata de hacer la física cuántica accesible y atractiva...
–Es necesario que la gente pierda el miedo a la ciencia. Pero no hay nada más difícil que explicar algo complejo de forma sencilla.

–¿Por qué a los científicos les cuesta tanto explicarse con claridad?
–Nos han educado en un lenguaje específico, críptico, y tenemos miedo a no ser exactos, precisos.

–No se puede explicar con claridad sólo aquello que no se entiende...
–Algo así dijo Einstein. Lo que pasa es que la física cuántica es casi ajena al pensamiento racional, lógico. Casi vale más la intuición que el entendimiento. La física cuántica es algo alocada, fantástica.

–Sea humilde. Dígame algo que no entiende.
–La paradoja de Schrödinger, que habla de un gato que está muerto y vivo a la vez.

–Me quedo con el primer mensaje de su novela: «Si quieres que sucedan cosas diferentes, deja de hacer siempre lo mismo».
–Es un mensaje hermoso. A mí, la física cuántica me ayuda a ver el mundo con ojos distintos. Veo cosas extraordinarias, casi mágicas.

–¿Por ejemplo?
–Cada segundo atraviesan nuestros cuerpos 100.000.000. 000.000 neutrinos que vienen del sol. No nos hacen nada o no se sabe que lo hagan.

–Propone la aventura. ¿Para qué?
–Para avanzar hay que arriesgarse. No hace falta ir a la India, sólo salir de tus propias estructuras mentales.

–¿Qué misterios del universo nos descubre en su novela?
–El poder atravesar paredes, la teletransportación, los agujeros negros...

–¿Cuál queda por descubrir?
–El más grande sería la teoría unificada, en la que trabajó Einstein en sus últimos días. Una teoría que unifique todas las fuerzas de la naturaleza.

–¿Qué misterio no se descubrirá nunca?
–Qué es la verdad o qué es Dios.

–Una sorpresa que la física cuántica nos ofrecerá próximamente...
–Ya se están haciendo ordenadores cuánticos. Uno solo de ellos tendrá la potencia de todos los actuales actuando al mismo tiempo. Una revolución.

–¿Zapatero ha caído en un agujero negro?
–Si fuera así, quedaría estirado como un fideo por la fuerza de la gravedad. Nada escapa a un agujero negro.

–¿Ni Rubalcaba?