Los Ángeles
Estados Unidos se divide en las urnas
La contienda empezó muy empatada y se convirtió en un duelo voto a voto. La ajustada batalla en los estados de Ohio, Florida y Virgina retrasó el resultado.Romney partió con una ligera ventaja sobre Obama al principio del escrutinio
Sin jornada de reflexión, el día de ayer se vio a ambos rivales –especialmente el republicano– peleando por los últimos votos y, a la vez, dando muestras de una elegancia política poco habitual en otros lugares. Mientras que el candidato republicano Mitt Romney señaló que Barack Obama «es un buen hombre» –una afirmación que contrasta con la demonización a la que se ha visto sometido el demócrata durante los últimos cuatro años– el presidente demócrata agradeció a Romney el que la campaña haya estado «cargada de espíritu». Quizá resultaba obligado tras una campaña electoral en que los dos candidatos se han visto reflejados una y otra vez en unas encuestas que preconizaban resultados muy ajustados con un par de puntos, a lo sumo, de ventaja. Lo cierto es que no ha dejado de ser significativo que los primeros sufragios conocidos se repartieran por igual entre los dos candidatos.
La localidad es Dixville Notch, en el estado de New Hampshire, y los ciudadanos que acudieron a las urnas dividieron el resultado al cincuenta por ciento otorgando cinco votos a Obama y otros cinco a su rival republicano. Situada en el noreste del Estado, Dixville Notch ha abierto las urnas desde 1960 a los pocos minutos de las doce de la noche, es decir, apenas iniciado el día electoral. Sin embargo, éste es el primer empate electoral de su Historia. Para terminar de añadir emoción al episodio, los diez votantes –Dixville Notch tiene una participación electoral del cien por cien del censo desde hace décadas– se habían inscrito en calidad de dos demócratas, tres republicanos y cinco independientes. Por añadidura, se trata de un enclave que siempre vota a favor del partido republicano salvo con ocasión de las pasadas elecciones presidenciales de hace cuatro años.
Otra pequeña localidad de New Hampshire llamada Hart's Location comparte con Dixville Notch la peculiar circunstancia de abrir sus urnas poco después del inicio del día, a los pocos minutos de las doce. Aquí, el resultado ha sido muy diferente. Obama triunfó de manera aplastante por 23 votos sobre los 9 obtenidos por el candidato republicano. A pesar de todo, los republicanos insistían en esperar una victoria de Romney apoyándose en el denominado «efecto Bradley». Conocido también como el «Wilder Effect», la supuesta circunstancia electoral deriva su nombre de Tom Bradley, un alcalde negro de la ciudad de Los Ángeles que, por cierto, dio nombre al aeropuerto de esta localidad californiana. En el año 1982, tras varios mandatos al frente del municipio, Tom Bradley se presentó a las elecciones para gobernador de California y todas las encuestas le daban una ventaja considerable. Sin embargo, a pesar de los buenos auspicios, Bradley fue derrotado de manera clamorosa.
La explicación del fenómeno –convertido ya en categoría electoral en Estados Unidos– es que los que habían respondido en las encuestas no se habían atrevido a dar una imagen de racismo afirmando que no votarían por a un candidato negro. Posteriormente, sin embargo, entregaron su voto al candidato blanco consagrando la derrota de Bradley.
En unas elecciones, donde la raza ha desempeñado un papel esencial, donde el 51 por ciento de los norteamericanos reconoce que es contraria a los negros, donde el 57 confiesa sus sentimientos anti-hispanos y donde Romney y Ryan han buscado el voto blanco a la desesperada no puede resultar sorprendente que los republicanos esperen que se produzca el «efecto Bradley».
A las seis de la tarde, se conocieron los primeros datos electorales en Indiana, Kentucky y New Hampshire. En los dos primeros se producía una victoria del candidato republicano y en el tercero del demócrata. Con una diferencia. Mientras en los dos primeros la victoria de Romney ya era previsible, New Hampshire es un «swing state». En otras palabras, mientras que Romney se encontraba en el punto de partida, Obama ya había ganado cuatro compromisarios – tendría en torno a 241 – más hacia la cifra mágica de los 270. A las 7 de la tarde, Virginia cerraba sus colegios electorales y, desde muy pronto, quedaba clara la ventaja del candidato republicano. Fue a las 7,30 de la tarde, cuando empezó a complicarse la situación para el aspirante. Si bien en Carolina del Norte - con sus 15 compromisarios - la victoria iba a parar a Romney – Ohio con 18, se decantó desde el principio por Obama de una manera espectacular.
Es cierto que el recuento puede alargarse hasta el día siguiente - como pasó en 2004 cuando, finalmente, el demócrata Kerry reconoció la victoria de Bush a las 11 del mediodía – pero también podría dejar de manifiesto con rapidez el final de la pugna electoral. De hecho, ningún republicano ha llegado nunca a la Casa Blanca sin obtener Ohio de manera y Romney no sería una excepción. No sólo eso.
Florida, que en un primer momento también parecía que se inclinaba del lado republicano, otorgó una ventaja a Obama a los pocos minutos de comenzar el recuento. A estas alturas, el estado sureño sigue favoreciendo, por escaso margen, al presidente y podría otorgarle la victoria final. Tras conocerse los resultados de Ohio y Florida, que, en el primer caso podrían alargarse hasta el día de hoy, podrá decirse si el «efecto Bradley» ha funcionado y existe alguna posibilidad de que la Casa Blanca tenga un nuevo ocupante. Si, por el contrario, Obama se impusiera en esos dos estados, tendría la elección prácticamente en las manos y el «efecto Bradley» habrá quedado enterrado, quizá para siempre.
El significado histórico de esa situación no sería escaso. Un segundo término de Obama indicaría que su victoria de hace cuatro años no fue un episodio aislado y que Estados Unidos ha comenzado a distanciarse de una trayectoria bicentenaria iniciada por los puritanos y centrada en una cosmovisión blanca, anglosajona y protestante. Sería la constatación de que otras etnias, otras culturas y otras religiones pueden llegar un día no muy lejano a dirigir esta nación.
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