Feria de Málaga

Oreja importante para El Juli en tarde tibia

Costó un mundo encontrar la localidad. La mitad de la plaza andaba loca buscando su sitio, mientras los acomodadores, cuando los encontrabas, jugaban al escondite con tu asiento. Casi imposible la historia. Difícil hacerse con el enfado, después de que te echaran dos veces del lugar y una vez hallado el propio resultar estar ocupado. La ley de la selva. Pero la plaza no podía estar más bonita.

La Razón
La RazónLa Razón

Cuidada. Preciosa. Limpita. A estrenar pero con su historia a cuestas. Y llena a reventar. La mejor noticia en estos tiempos. Primera de Fallas. Primer «no hay billetes» asomado a las taquillas. Y la bella sensación de que esto funciona. O así queremos hacer. Pero los ánimos, consternados en parte al ver el espectáculo de pie, lo admito, acabaron por decrecer. Quizá porque los toros no estuvieron a la altura. Sálvese un tercero, encastado y bueno. Pero para llegar al fondo, devoramos primero la forma, y de la corrida esperábamos más remate, más enjundia, en plaza de primera. Es el año en el que todo se mira con lupa, porque sacar dinero del bolsillo cuesta un esfuerzo, porque el enemigo acecha, y porque es una realidad que el frente más abierto está en casa. Que no hay que «tapar» sino hacer las cosas bien de primeras.

Con esa predisposición salió El Juli en el tercero y demostró que torear con el capote no es acompañar. Y que en el cite que va antes de una chicuelina puede haber tanto misterio como para engatusarnos hasta el final. Brindó, ya lo habían hecho Ponce y Barrera, a la mujer de un compañero, José Luis Benlloch, y a la memoria de Cristina, su hija. Desde aquí los ánimos y las fuerzas. Anduvo Julián sorprendente en el comienzo de muleta y lo bordó en dos tandas diestras, profundas, made in Juli, toreo roto por abajo, no, no más abajo todavía, sin perder pasos y dominando la situación. Hizo lo que le vino en gana, ante un gran toro encastado de Victoriano.

Otra cosa tuvo el sexto. Que no humilló. Que no quiso. Que le costó. Julián hizo el esfuerzo. Serio. Dando categoría, pero todo lo perdió al perderse él solo en una debacle de descabellos.
Vicente Barrera se despedía de la afición (aunque puede que venga en Julio) y al quinto hubo de apuntillarlo en el ruedo. Se negó al toreo. Mala imagen. Pidió el sobrero de Zalduendo, muy anovillado, y que se dejó hacer hasta rajarse. Con muy poca gente en los tendidos, la mayoría ni se percató de que la Fiesta continuaba y bajo la lluvia, cortó una oreja en un toreo vertical al que sumó todo el repertorio. Toreo de rodillas incluido. Había pasado discreto con el primero que se dejó hacer sin más.

Abrió plaza el veterano Enrique Ponce en su casa. Fue suavón el toro por aquel entonces y en la misma línea la faena. Larga se nos hizo la cuarta, que remató con un arrimón. A pesar de los intentos se fue de vacío de su Valencia natal. Si todo esto hubiera sido con otro porte, con los toros para Fallas, plaza de primera, seriedad. Toque de calidad. Punto y aparte. Seguiremos contando, José Luis, compañero, va por ti.



FICHA DEL FESTEJO
Se lidiaron siete toros, los seis primeros de Victoriano del Río (cuatro de ellos con el hierro de "Toros de Cortés") desiguales, flojos, que apenas pelearon en varas, y un séptimo (sobrero) de Zalduendo, a petición de Vicente Barrera, también sin fuelle.
Enrique Ponce: estocada (palmas) y estocada (palmas)
Vicente Barrera: estocada y descabello (palmas) -no entró a matar al quinto, que fue apuntillado en los medios tras varios intentos infructuosos de levantarlo por parte de la cuadrilla- y estocada (oreja).
El Juli: pinchazo y estocada (oreja) y estocada con varios descabellos.
La plaza se llenó en la primera corrida de la Feria de Fallas. Llovió en el último toro.