Londres
Será 19 (o más) por Lucas Haurie
Fue un mal presagio para Michael Phelps, a eso de las siete de la tarde, la eliminación en semifinales de florete de Valentina Vezzali, a manos de su compatriota Arianna Errigo. La abanderada italiana en la ceremonia del viernes buscaba el récord, inédito en esgrima, de proclamarse campeona en una misma prueba por cuartos Juegos Olímpicos consecutivos (remontó en la consolación para regalarle un increíble triplete a su país). Lo mismo que el escualo de Baltimore, puesto que ningún nadador ha revalidado dos veces su corona olímpica, que también hocicó ante un paisano y amigo: el fabuloso Ryan Lochte. Su plusmarca prevista para 2012, sin embargo, no corre peligro. Sólo un cataclismo le impedirá subir su cuenta hasta las 19 medallas, una más que las obtenidas por la gimnasta soviética Larissa Latynina entre 1956 y 1964. Superados en Pekín los siete oros de Spitz, Phelps dejará en Londres el listón a medio metro del cielo.
La prueba de estilos escenificó el cambio generacional desde las series, cuando el americano le sopló la octava plaza por tres centésimas a quien tantas veces lo ha secundado en el podio, el húngaro Laszlo Cseh. Ninguna leyenda es inmune al paso del tiempo y la alta competición, tan cruel, es la actividad que más palmariamente demuestra este hecho. En Río, superada la treintena, el mito no tendrá fuelle para el doble reto de superar los «trials» estadounidenses y brillar en los que serían sus quintos Juegos. Pero quédense tranquilos: Hollywood sólo entiende de finales felices. Quien tenga dudas, que le pregunte a Cavic, el serbio que le ¿ganó? en los 100 mariposa.
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