Estados Unidos

La guerra perpetua

La Razón
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Desde el primer minuto ha sido una guerra. Lo sabe el mundo entero. También nuestro Gobierno, a pesar de su obsesión por transformar a los militares en lo que no son. Cuando Estados Unidos empezó la invasión de Afganistán para terminar con el régimen talibán se dijo que empezaba una larga guerra internacional contra el terrorismo. España ha estado junto a sus aliados con un papel determinado y ha habido bajas. Es tan evidente lo que allí ocurre que no ha habido más remedio que reconocer la verdad y hacer justicia con la memoria y con las familias de aquellos que han dado su vida en un país lejano sin tener nada en común con nuestra civilización. El Gobierno se ve en la obligación moral de hacer justicia con aquellos que acatan las órdenes sin pedir más explicaciones, aunque sean conscientes de que no se dice la verdad sobre la misión ni a ellos ni a la opinión pública. Zapatero ha rociado con ideología todas sus decisiones. Después de la retirada de Irak más de uno pensó que el siguiente agujero lo dejábamos en Afganistán, Pero ya era demasiado después de recomendar en una viaje a Túnez a todos los gobiernos que abandonaran a los norteamericanos. Entonces no había tan «buena gente» como ahora en la Casa Blanca. Hasta hemos mandado a la Guardia Civil. Lo pidió Obama y nos faltó tiempo. Al final siempre es lo mismo. Hacemos lo que nos piden nuestros aliados. Es lo que hay, aunque no le guste al converso reformista Zapatero.