El clásico se renueva

«Simone Ortega nos ha enseñado a cocinar a todos. Ofrecemos vanguardia e investigación, pero la base la ha puesto ella», confiesa Arzak. En definitiva, se trata de un libro de cocina que ha sido fiel compañero de numerosas generaciones, de ahí que pueda clasificarse como un «fenómeno sociológico», apunta Inés Ortega, que lanza una edición renovada «adaptada a los gustos de hoy», afirma durante su presentación en la Escuela de Hostelería y Turismo que dio nombre su madre, en Móstoles.

Exigente en la compra
Abraham García, de Viridiana, recuerda en un documental «lo exigente que era Simone a la hora de comprar la materia prima de las recetas en el mercado de Chamartín, siempre excelsas». Palabras de uno de los maestros que sitúan este libro «en el número 1 de la gastronomía mundial», sentencia Inés, que recuerda que su madre elaboraba los platos una y otra vez antes de que éste formara parte de su práctica obra. Porque, dice, ahí se hornea el éxito del «1.080»: «Son recetas sencillas explicadas con claridad, sin tecnicismos, con el objetivo de que cualquier persona con conocimientos culinarios o no pueda prepararlas, ya que los pasos de cada una son exactos. Por eso todas salen».

Entre las novedades, la obra propone un vino para cada plato recomendado por la sumiller Ana Losada, detalle que desapareció en algunas ediciones y que los fans de la cocinera reclamaban. «No se citan marcas, pero sí regiones vinícolas y tipos de uva», comenta la hija de José Ortega Spottorno. «También cambian los tiempos de cocción de los pollos, por ejemplo, ya que los electrodomésticos son más modernos, y hemos incluido algunos ingredientes que antes no formaban parte de la lista del súper, entre ellos, el surimi y las gulas: «A mi madre le gustaba probar distintas cocinas, nuevos productos, era muy comilona y estaba en la línea», sentencia. ¿Su consejo para mantenerse delgada? «Comer de todo en plato de postre», como sugería el médico e investigador Francisco Grande Covián. Son exactamente 1.080 recetas, de ahí que Inés Ortega haya prescindido de los bocados «más historiados y pesados, que hace años estaban de moda, para añadir ensaladas (de anchoas, tomates y cuscús, fría de arroz con un blanco joven de uva Verdejo, con bacalao, naranjas y aceitunas, que armoniza con un champán Brut Blanc de Blancs...) y pizzas para los más pequeños». Y lanza otro consejo a los cocinillas: «Surtir la despensa de productos de temporada para que la compra no te salga por un ojo de la cara».