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Barco solar: El catamarán fotovoltaico más grande del mundo inicia la última etapa de la vuelta al globo

El Turanor Planet Solar navega incomunicado las peligrosas aguas del golfo de Adén tras su última escala en Abu Dabi. La tripulación espera llegar a Mónaco esta primavera después de dos años de travesía. El barco, que ya ostenta dos Guiness, se convertirá cuando llegue en el primer navío en circunnavegar el planeta sin emitir CO2 durante el trayecto 

Barco solar: El catamarán fotovoltaico más grande del mundo inicia la última etapa de la vuelta al globo
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En algún lugar cercano a Abu Dabi, rumbo al golfo de Adén, la tripulación del barco solar más grande del mundo ha decidido dejar de comunicar su posición por razones de seguridad. Además, navegan bajo bandera suiza, como si de un talismán se tratara, en estas aguas infestadas de piratas. En pocos días esperan poder volver a comunicar desde las más tranquilas aguas del Mar Rojo.
Quedan tres meses de travesía para el final del reto: surcar los mares y dar la vuelta al mundo gracias exclusivamente a la energía del sol y bajo estrictos criterios: salir y llegar desde el mismo punto, en este caso Mónaco, atravesar todos los meridianos, un par de veces el Ecuador y pasar obligatoriamente por el punto antipodal. Desde que abandonara el puerto de Mónaco en septiembre de 2010, el Turanor Planet Solar ha recorrido casi 50.000 km, pasando por Miami, el canal de Panamá, varias islas del Pacífico entre ellas Galápagos, Brisbane en Australia, para luego subir hasta Manila, Hong Kong, Singapur y Sri Lanka. La última parada la ha realizado recientemente en Abu Dabi como invitado en la Cumbre Mundial sobre el Futuro Energético. Todo un símbolo teniendo en cuenta los datos de la ONU que responsabilizan al sector náutico mundial del tres por ciento de las emisiones de CO2.
«Más que un barco, es un panel solar flotante», afirma Santiago Serrat, director editorial de Barcelona World Race. Este inmenso catamarán de 23 metros de ancho y algo más de seis metros de altura, lleva toda su superficie, 537 m2, cubierta por 38.000 células solares, que alimentan seis baterías de ion-litio y convierten la energía en movimiento gracias a dos motores, de 40 y 20 kW «para combinarlos en función del estado de carga de las baterías», explica Serrat. Hace años que la tecnología solar tiene su espacio en las competiciones a vela o en pequeñas embarcaciones para turistas. Dos ejemplos de los más actuales, el catamarán eólico solar para turistas Helios Costeau que surca el lago de Sanabria desde hace un año o el Imoca-60 de Acciona, que será el primer participante sin emisiones de la Vendeè Globe 2012 –la vuelta al mundo en solitario conocida como el Everest de la navegación, que tendrá lugar el próximo noviembre– gracias a la combinación de paneles fotovoltaicos, aerogeneradores y pilas de hidrógeno.

El más rapido
El Planet Solar en este tiempo ha conseguido dos récord Guinnes; primero, como el barco solar más grande del mundo y segundo, por la travesía solar más rápida por el Atlántico, un hito que marcó un mes después de salir de Mónaco, al cubrir la distancia entre Las Palmas de Gran Canaria y Marigot en la isla de San Martín en las Antillas, en 26 días, 19 horas y 10 minutos. Algo lejos si se piensa en el último récord de vuelta al mundo de vela (enero de 2012), conseguido por Joan Vila a bordo del Banque Populaire en 45 días, 13 horas, 42 minutos y 53 segundos.
También presumen de haber superado el récord de la travesía más larga en vehículo solar, dejando atrás los 15,070 que en 2004 consiguió el equipo del Midnight Sun Solar Car Team (se trataba de un coche) en poco más de un mes. El Planet Solar en este caso no sólo no ostenta el Guiness, sino que tardó unos cinco meses en recorrer la misma distancia. ¿Por qué? Porque su velocidad máxima es de 11,4 nudos, 21 km/h en condiciones óptimas, cuando las baterías se encuentran cargadas. El trabajo está precisamente aquí en mejorar el rendimiento de las células solares, porque debido al recubrimiento especial que evita la erosión del agua de mar, pierden eficiencia los paneles. «Se está llegando al 23 por ciento, pero la rapidez se consigue por los kilowatios».
En unos años se podrían ver ferries de pasajeros o mercantes que, al menos en parte, cubran su demanda con energía solar. Si de los 20 o 22 nudos de velocidad que alcanza un ferry, seis se consiguen con células solares, el ahorro en combustible y emisiones es patente», explica José María Benavides, ex director deportivo de la Fundación de Navegación Oceánica de Barcelona. Aun así, hay espacio para el optimismo; la travesía anterior, la única realizada con energía solar por el Atlántico tuvo lugar en 2007, cuando el catamarán Sun21 partió de Basilea (en Suiza, el primer tramo fue por río) en un viaje a Nueva York de más de 11.000 km, a una velocidad de 10-12 km/h.
Pese a su gran tamaño, la capacidad de carga de este catamarán es limitado, sólo 40 personas podrían estar a bordo durante la navegación. De hecho su tripulación se compone de cuatro personas. «los catamaranes son más estables que los monocascos, arrastran menos cantidad de barco en el agua, por tanto son más rápidos y tienen una mayor superficie, en este caso, imprescindible para colocar paneles solares. Amarrados, sin embargo, ocupan mucho. Este modelo cuenta con unas alas extensibles que se recogen en puerto», explica Benavides. A pesar de las dificultades, los expertos consultados coinciden en valorar esta aventura de paternidad suiza como importante: una vuelta al mundo libre de combustibles fósiles, «aunque no puede llevar mucha carga y va siempre por zonas de mucho sol», termina Serrat.