Sevilla

Duelo entre triunfadores

Las dos puertas grandes del ciclo vuelven con Castella

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Dos puertas grandes. Seguidas. Una detrás de la otra. Y en Madrid. Alejandro Talavante. José María Manzanares. Tanto monta, monta tanto. Reventó la isidrada el martes el extremeño al natural con un extraordinario Ventorrillo. Suma y sigue del alicantino el miércoles después de triunfar en Valencia y Sevilla... también cayó el fortín venteño. Esta tarde ambos, en compañía del francés Sebastián Castella, cerrarán –con permiso del duelo Hermoso-Ventura de mañana– la semana más maciza de la Feria. La de los carteles caros. Ésa en la que los titulares del abono salen apresuradamente del trabajo o se inventan cualquier excusa para no faltar. Nada de regalos al cuñado, al vecino o al pescadero del barrio.

Y es que la reventa funcionará de nuevo para ver si Alejandro Talavante corrobora su impecable faena con la mano izquierda. Al ralentí fueron los muletazos dados con una pañosa que ejerció de péndulo para detener el tiempo sobre los veinte mil afortunados que vieron semejante delicia. Hasta el momento, cara y cruz para Talavante. Decepción supina con la infumable corrida del día del Santo. Dos días después, el éxtasis. Esta tarde cerrará su paso por San Isidro para desequilibrar la balanza.


El efecto Manzanares
El «boom» Manzanares también multiplica la cotización de la entrada. Atrás quedaron operaciones, consultas y rehabilitaciones en la mano. A golpe de triunfo se desvaneció el suplicio. Arrasó en Valencia. Indultó en Sevilla camino de la Puerta del Príncipe. Madrid le esperaba. Vitola ya de figura... con sus circunstancias. Listón de exigencia muy alto. Por las nubes. Dio igual, se fajó el dinástico torero para lograr dos orejas arrancadas de otro Núñez del Cuvillo, idílica divisa de su triunfo La Maestranza. Esfuerzo con premio, como un rasca y gana, hurgó, encontró y entró en la primera plaza del mundo, donde todavía volverá el próximo martes en la tradicional Corrida de la Prensa.

Un duelo directo del que puede salir el triunfador de la feria y en el que, a buen seguro, Sebastián Castella no será convidado de piedra. El galo se fue de vacío anteayer, lo cual conociendo su ambición es sinónimo de emociones fuertes para esta tarde. Lo que no ponga el toro, lo pondrá él una tarde más con su valor a prueba de bombas.

Y la materia prima, claro. Una incógnita. Rechazada la corrida inicial de Garcigrande, la empresa escogió reses de Juan Pedro Domecq y Parladé.