Valencia

La fiesta de Gómez

La Razón
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El culebrón del verano se prolonga al comienzo del curso político. Gómez no sólo le aguanta el pulso a Zeta y Blanco, sino que además va por delante en los pronósticos. Le salen apoyos masivos hasta en el feudo de Trini. Su «teórica» agrupación de Moncloa, la misma en la que mora el jefe supremo, se decanta por el parleño igual que otras a priori oficialistas. Jiménez puede ganar, pero no lo va a tener fácil. Gómez maquina más, corre más, brujulea mejor, mueve a su gente y se cuela en las fotos del adversario. La instantánea de ayer forzando las sonrisas de Trini y Lissavetzky es como de chiste. Contado por Gómez. Parecía un recién llegado y está demostrando veteranía, amén de ganas. Es un hombre que no está acostumbrado a perder, al contrario que la ministra malagueña. El secretario general del PSM ganó siempre en todo a lo que se presentó, y con holgura. Ha sido el alcalde más votado de España y no le amilana ni Pepiño, que ya se ha tenido que operar la vista. Blanco es su auténtico enemigo. Aunque Rubalcaba también le detesta. Diríamos que el aparato entero lo tiene en contra. Algo que pesa demasiado. Es como una losa todos los días encima de los hombros. También es algo que le hace más popular. Muchos ciudadanos van siempre con los débiles, y entre los socialistas sucede lo mismo. Pese a que hay gente para todo. Incluso «saltimbanquis» dispuestos a ponerse al sol que más calienta. Es el caso del alcalde de Getafe y presidente de la FEMP, Pedro Castro. Al principio, cuando tenía la bendición de Zeta, iba «a muerte» con Gómez, pero ahora ya es devoto de Trini, e incluso ensaya el insulto contra su antiguo jefe, llamándole «candidato de la derecha».
Interesantes estas primarias. Aportan un ambiente de lucha democrática que se contagia a Valencia, donde el ex ministro Asunción sorprende a la parroquia con una candidatura inesperada. Asunción es hombre serio y de prestigio, sin duda mejor candidato que los demás que pululan por aquella Comunidad. Su problema es que tampoco cuenta con la bendición del aparato socialista y eso se paga. Aunque a Asunción no le asustan los aparatos. Todo lo contrario. Es hombre decidido, dispuesto a meterse en faena incluso sin ayuda. Obtendrá un resultado más que digno.
Igual que Gómez, que sufre ya un acoso en todos los frentes dentro de esta guerra cruel, incluso sucia, del aparato contra el parleño. Rubalcaba, Pepiño y Zapatero son demasiado fuertes como para consentir que un advenedizo se les suba a la chepa. Aunque de momento les va ganando. Lo que hace Gómez fenomenal es estar en todo y no dejar pasar ni una sola foto. Bueno, alguna sí. Se le olvidó ir a Mónaco con el Atleti. También se le olvidó a Trini. Sólo estuvo atenta al espectáculo Esperanza Aguirre, que viajó al Principado con la camiseta rojiblanca enfundada. Una oportunidad perdida para Gómez. Ganarse los favores de un colectivo tan amplio y fiel como el colchonero no es ninguna tontería. Para salir airoso de una confrontación electoral hay que estar al quite cada día. Trabajarse agrupaciones, barrios, pueblos… y salir hasta en las fotos del enemigo. Como ocurrió el miércoles en la fiesta presentación de Trini y Lissavetzky, que acabó convirtiéndose en «la fiesta de Gómez».