África

Casa Real

La «enhorabuena» de la Reina a la Iglesia

Las chapas de la campaña contra el hambre desaparecen del cesto de recepción, alguien corre para cambiar el filtro de la cafetera, un mensajero viene cargado con paquetes... Los pasillos de la sede de Manos Unidas son un manojo de nervios.

Doña Sofía, en compañía de la presidenta de Manos Unidas, Myriam García Abrisqueta, saludan a la María Manuela, la voluntaria más veterana
Doña Sofía, en compañía de la presidenta de Manos Unidas, Myriam García Abrisqueta, saludan a la María Manuela, la voluntaria más veteranalarazon

Todo tiene que estar impecable cuando llegue la Reina. Y así es. Doña Sofía recorrió ayer por las instalaciones de la ONG de cooperación la Iglesia apenas un par de semanas después de que fuera galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia y en el marco de celebración de las bodas de oro de la entidad. Sorprendida se quedó Doña Sofía en la reunión que mantuvo con los responsables de área al descubrir que todos ellos eran voluntarios. Y es que esta entrega desinteresada hace posible que Manos Unidas esté presente en unos 65 países de Asia, África, América y Oceanía, donde ha financiado en estos 50 años más de 25.000 proyectos solidarios. «Enhorabuena por este trabajo que llevan a cabo y con tanta dedicación», escribió en el libro de visitas de la institución, un agradecimiento que lo transmitió en persona, entre otros, a María Manuela Ibarreta, la veterana de la casa, que a los 90 años, lleva colaborando con Manos Unidas «desde el primer día». Esta gaditana que ahora trabaja en el departamento de socios tres días a la semana y se muestra más que ilusionada con el viaje de Benedicto XV. «La Iglesia siempre está al lado de los más necesitados», sentencia. «Tengo tres memorias de Manos Unidas, Cáritas y de Obras Misionales Pontificias para entregársela a alguien que hace poco me habló con desdén de la Iglesia, para que vea todo lo que hacemos», comenta José María de la Torre, un jubilado responsable de las finanzas de la casa. «Hoy como ayer, nuestro reto es erradicar la pobreza», completa Livia Álvarez, que está al frente de proyectos internacionales, inmersa en el trabajo de «colaboración con otras redes interenacionales católicas que tienen nuestras mismas inquietudes».