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El «ministro de Economía» rebelde: «Hemos recibido apoyo pero no dinero»

El «ministro de Economía» de los rebeldes libios asegura a LA RAZÓN que necesitan 1.400 millones de euros para empezar la reconstrucción

Un niño salta ayer a la piscina de Aisha Gadafi en su complejo de Trípoli
Un niño salta ayer a la piscina de Aisha Gadafi en su complejo de Trípolilarazon

Bengasi- Una semana después de que comenzara la operación para liberar Trípoli, la ciudad no está todavía bajo el control de los rebeldes y cada vez parece más evidente que el régimen de Gadafi y la guerra no acabarán con la caída de la capital. Aun así, con el coronel desaparecido y un importante apoyo de la comunidad internacional (más de 40 países lo han reconocido, muchos en los últimos días), el Gobierno rebelde ya ha empezado a organizar la era post Gadafi.

El hecho de que el coronel no haya dejado oficialmente el poder no está deteniendo al CNT a la hora de comenzar esta nueva etapa, para la que necesita sobre todo dinero. Los cientos de millones de dólares prometidos por los países amigos en los pasados meses no han llegado aún a Bengasi, explica a LA RAZÓN Abdullá Shamia, encargado de Asuntos Económicos del CNT. «Hemos recibido mucho apoyo por parte de todos y lo agradecemos, pero todavía no hemos recibido dinero», asegura.

El primer ministro rebelde, Mahmud Yibril, está realizando una gira internacional con el objetivo principal de obtener esos fondos que necesitan urgentemente para restablecer la normalidad en Libia y luego crear una nueva. «Primero tenemos que hacer frente a las necesidades básicas y más urgentes después de 6 meses de conflicto, y luego empezar a reconstruir el país», dice Shamia, según el cual hacen falta 2.000 millones de dólares (unos 1.400 millones de euros) sólo para empezar. Pero «hay que hacerlo ya», asegura, para aliviar el sufrimiento de la población y que no haya una crisis política y económica. Shamia espera que parte de los más de 3.000 millones de euros de los fondos libios congelados que la ONU ha prometido desbloquear comiencen a llegar en las próximas semanas, para que el CNT pueda actuar realmente como un gobierno y sustituir al Estado de Gadafi.

«Nuestros empleados han estado recibiendo unos 200 dinares (100 euros) al mes como salario, no pueden vivir así durante más tiempo, necesitamos subírselo a al menos 500 o 600 dinares». Aun así, Shamia asegura que todavía disponen de suministros y que también en Trípoli hay suficiente comida y combustible, aunque escasean los medicamentos.

El dinero no es la principal preocupación de la población en las calles de Bengasi: después de los primeros días de euforia por la toma de Trípoli, temen que la guerra se prolongue todavía más. Una joven aseguraba que ella no será feliz hasta ver el final de Gadafi, mientras un combatiente admitía estar cansado de la violencia: «Han sido seis meses de desgracias, cada día algún conocido se muere, necesitamos que esto acabe ya», dijo a este diario.

Los rebeldes siguen luchando en el frente este, en Ras Lanuf, desde donde se preparan para avanzar hacia Sirte, último bastión del régimen y donde temen que los combates serán duros y largos. Se sospecha que las fuerzas de Gadafi están concentrándose en su ciudad natal, donde podría encontrarse el propio coronel y donde los rebeldes dicen que estaría el temido batallón de Muatassim, uno de sus hijos.

El ministro de Defensa de Reino Unido, Liam Fox, dijo en Londres que algunos elementos del régimen se encontrarían en Sirte, desde donde siguen amenazando a la población civil. Por ello, la OTAN ha bombardeado la zona desde ayer, incluido un búnker en el que había misiles tierra-aire.

Los dirigentes políticos y militares de Bengasi quieren evitar otra sangrienta batalla como la que está teniendo lugar en Trípoli y buscan negociar con las tribus que todavía estarían apoyando a Gadafi y por el momento no habrían accedido a rendirse. Nadie sabe realmente qué ocurre en Sirte, pero esa zona oscura, situada entre Trípoli y Bengasi, es la que en estos momentos mantiene el país dividido en dos partes, con las familias libias que sólo ahora han podido contactar con el otro lado y saber quién sigue vivo y quién ha muerto.


Italia destapa la guerra sucia de Gadafi
El «infierno» de Lampedusa
El ministro de Asuntos Exteriores italiano, Franco Frattini, aseguró que Gadafi estaba detrás de las oleadas de inmigrantes a la isla de Lampedusa y pretendía convertirla en «un infierno para Italia».
Manipulación de cadáveres
Frattini afirmó además que Italia tiene pruebas de que el dictador ordenó a las autoridades a vestir de civiles a los soldados muertos para así culpar a la OTAN de llevar a cabo ataques sobre la población.