Nápoles

De la mafia a los platós

«Reality» devuelve a las pantallas a Matteo Garrone tras su éxito «Gomorra»

De la mafia a los platós
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Sabíamos de bastante gente que había perdido la cabeza después de pasar por televisión, pero a Matteo Garrone le interesa bastante más fijarse en alguien que se vuelve loco con la sola idea de que está a punto de cruzar la puerta de «Gran Hermano». El pobre Luciano (Aniello Arena) carga con su vida de pescadero sin otra preocupación que dejar contentas con el género a sus clientas hasta que sus hijos y su mujer se emperran en que haga el casting para «Grande Fratello», la versión patria del programa que en España conduce Mercedes Milá. Consigue pasar un par de pruebas y se ve ya a punto de emigrar durante unos meses a la famosa casa-plató pero la llamada final se hace esperar. «Al protagonista no le importa en realidad el programa, sino entrar en el mundo del espectáculo. Es cierto que pierde la cabeza, pero es por contagio porque su familia es la primera interesada en que participe. No deja de ser un deseo trágico ya que lo que pretende es evadirse de su realidad», comenta el director italiano desde el Festival de Sevilla.

Ruinas y Aquapark
Hasta llegar a ese punto, la cámara se entretiene en los rincones populares de Nápoles, desde una barroca boda en un castillo de cartón-piedra hasta los patios vecinales donde todos gritan al mismo tiempo entre plato y plato de pasta: «Es una fábula moderna. Seguramente una historia que podría haber sucedido también fuera de Nápoles, pero me interesó situarla allí porque es una localidad en la que conviven varias realidades: por un lado hay un parte de la urbe muy ligada al pasado, y por otra, una muy del presente, donde la gente vive y trabaja: el Outlet, el Aquarpak... Lo que aproxima al interior del reality».
Si algo logra el director es verdad en las interpretaciones, quizá fue uno de los motivos por los que, aunque la película no entusiasmó en el pasado Festival de Cannes, sí que logró el Gran Premio del Jurado. Esta vez el director no ha buscado a no profesionales como en «Gomorra»: «Son actores todos de teatro. Algunos vienen de compañías más clásicas y otras más vanguardistas, pero todos tienen una carrera a sus espaldas».

También viene de las tablas Aniello Arena, el protagonista, quien lleva unos 18 años en la cárcel y tenía que volver a dormir a prisión durante el rodaje aunque obtuvo el permiso para trabajar fuera. La elección del casting, que tiene mucho que ver con la carrera teatral del padre del director, fomentó que se rodara en orden cronológico. Garrone quería huir de complejidades después de haberse dado a conocer mundialmente con un proyecto tan difícil como «Gomorra», basado en el libro/denuncia de Roberto Saviano sobre las impunes prácticas de la mafia en el Sur de Italia. Pero, finalmente, fue mucho más complicado de lo que pensaba, según él mismo admite: «Una película sobre la televisión es, en el fondo, un filme sobre el público y más éste que habla de castings. Por tanto resulta complicado sorprender al espectador. Por no decir que las historias sobre la pequeña pantalla no siempre triunfan en el cine. Estaba, además, muy preocupado por encontrar el tono justo, pues se mueve entre el realismo y la abstracción para encontrar ese ambiente de fábula», subraya.
No son pocos los que ven una voluntad de reinvención del neorrealismo en esta propuesta de Garrone por su intenso aire popular, quien tenía como objetivo lograr una atmósfera similar a la del dramaturgo Eduardo De Filippo, la de Monicelli, o incluso a «Matrimonio a la italiana» de De Sica, aunque acaba admitiendo que «se acerca mucho a Visconti en cuanto a que no es una película cien por cien figurativa, ni una comedia tradicional, pues está repleta de una gran ironía dramática».

CÓMO NO MORIR DE ÉXITO

Garrone admite que el éxito mundial de «Gomorra» (en la imagen, una escena) le abrió muchas puertas, pero algunas llevaban a sitios demasiado tenebrosos y a él le apetecía más cambiar de aires y no especializarse en cine mafioso. Buscó una historia dentro de casa en lugar de venderse a Hollywood aunque proyectos no le faltaron: «No quiero decir que nunca vaya a hacer cine en América, pero necesitaré una hsitoria y un interlocutor que me permita continuar con mi estilo allí».