Zaragoza

Me pinchan

La Razón
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Los mensajes electorales que se leen en los carteles no suelen destacar por su talento y originalidad. Pero siempre se dan excepciones, y en algunos casos, gloriosas. Con dos palabras bien colocadas se puede influir a los votantes desde la más embriagadora emoción. Claro, que para ello, es necesario que un ser superior repare en la genialidad y se lo haga saber a sus autores.

El último fin de semana, el ser superior –que ya no es Florentino Pérez sino nuestro Presidente del Gobierno–, se desplazó a Zaragoza para asistir al mitin organizado por los socialistas aragoneses en la plaza de toros de la capital, la César Augusta que fundara Roma. El candidato a la alcaldía es Juan Alberto Belloch, su actual alcalde, casado con la bella pianista Mari Cruz Soriano. Me vienen a la memoria epigramas pianistas del siglo XIX, que es la centuria que el socialismo español todavía no ha abandonado. Escondido en el seudónimo de «Fray Gaspar», el poeta escribió: «A Juan Arango, pianista de gran fama,/ le dijo la otra noche cierta dama:/ ¿No nos toca usted nada/ que a pasar nos ayude la velada?/ Y complaciente Arango,/ por tocarla algo, le tocó el "fandango"». Y Bretón de los Herreros: «Doña Tecla, la de Yecla/ es tecla muy singular./ ¿Para qué sirve una tecla/ que no se deja tocar?». Bueno, ya se sabe. Los artículos hay que amenizarlos para no dormir a los lectores.

La candidata socialista a presidir la autonomía aragonesa es Eva Almunia, de apellido aragonés por aquello de la Almunia de Doña Godina.

Tanto Belloch como Almunia se hallaban encantados compartiendo la presidencia con un ser superior relajado y sonriente. El acto no dio para mucho, y lamento tener que escribirlo. Pero los seres superiores siempre son capaces de sacarle jugo a cualquier cosa. Finalizado el guateque electoral, y en la despedida, el ser superior felicitó a la candidata por el acierto del mensaje electoral que protagoniza sus carteles. Y Eva Almunia, como era de esperar, se emocionó dejando entrever alguna lágrima a punto de cauce.

«Enhorabuena, Eva. Tu cartel tiene mucha fuerza». Estas palabras, pronunciadas por el ser superior, custodian un valor incalculable. No se trata de hablar por hablar para quedar bien. Rodríguez Zapatero no elogia para salir del paso y dejar un buen recuerdo. Si el ser superior dictamina que un cartel electoral tiene mucha fuerza no hay espacio para la duda. El cartel electoral tiene mucha fuerza, y se acabó la discusión. Y ustedes se preguntarán con sobrada y lógica curiosidad. ¿Qué dicen los carteles electorales de doña Eva Almunia para merecer el elogio del Presidente? Voy a intentar transcribir el mensaje textualmente si consigo dominar mis emociones. Bajo la fotografía de doña Eva Almunia, dos únicas palabras. Síntesis. Reunión de talento para llegar a los corazones de los votantes de Aragón. «Eva, Presidenta».

Reparen en la genialidad. La candidata a la presidencia de Aragón se llama Eva. De ahí el primer golpe de efecto. «Eva». Pero un «Eva» perdido carece de impacto. ¿Qué pretende Eva? Ser presidenta de Aragón. Segundo y definitivo acierto. «Eva, Presidenta». Cerrados todos los caminos de la confusión y las interpretaciones incorrectas. Un resumen genial, como así lo reconoció el ser superior. «Eva, Presidenta». Mensaje digno de felicitación por su penetración social. A Zapatero le entusiasmó. Me pinchan y no sangro.