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ANÁLISIS: Qué se puede hacer por Ignacio Calderón
l El caso de Baeza vino motivado porque la menor fue sorprendida con cannabis. ¿Cómo deben reaccionar los padres?
-Este tipo de cuestiones producen una alarma importante y se toman unas medidas que no siempre son eficaces. A lo mejor, vieron que tenía cannabis y entraron en un proceso de alarma. Y quizá, pensaron que tenían una hija drogadicta, lo cual es un error. En ese caso, los padres se angustian mucho, cuando es muy probable que el problema sea menor. No es que no tenga importancia, sino que tu hija ha entrado en una serie de hábitos y frecuenta una serie de compañías que habría que reconducir. Si tu hijo llega a casa bajo los efectos del alcohol, no le zarandeas: tendrás que esperar a que se recupere y tenga capacidad de entender. Las estrategias son importantes. Y los padres deberían hablar también con especialistas para orientarse. Psiquiatras, psicólogos... Pero también intentar indagar sobre el comportamiento de su hija a través de compañeros, tutores... Ir generando un nivel de información que te pueda permitir un conocimiento lo más profundo posible de la realidad. Si no, se puede dar un «efecto rebote».
l ¿Agravan las sustancias estos conflictos familiares?
-Las sustancias pueden ser desencadenantes de una conducta más radical. Con su incorporación, las conductas cambian y te llevan a un territorio mucho más difícil de controlar. Y los padres son sujetos pasivos de estas situaciones, con mayor o menor gravedad. En el caso de Jaén hubo una denuncia, pero en otros casos se produce violencia física. La dificultad de los padres para enfrentarse al problema es enorme.
Ignacio Calderón
Director general de la FAD
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