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Sevilla

Zapatero Jáuregui Caamaño y Blanco se «salvaron» de la mili

La gran mayoría de los miembros del Gabinete de Zapatero, pese a su edad, no han realizado por diversas y distintas razones el servicio militar obligatorio.

La Razón
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Madrid- De nueve hombres que integran el Gobierno actual, cuatro no han cumplido con lo que hace diez años se consideraba un deber. Dicen que la fortuna siempre ha acompañado al presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero. Como botón de muestra de esta merecida fama que se asocia a su biografía, se salvó de prestar la mili al salir excedente de cupo de su promoción. El ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, corrió la misma suerte que su jefe de filas, aunque no cumplió con la Patria por enfermedad.
El ministro de Fomento, José Blanco, siguió los pasos de sus compañeros de Gobierno y tampoco realizó el servicio militar. Su visión le impidió cumplir con lo que en aquella época se consideraba una obligación. Al titular de Justicia, Francisco Caamaño, la paternidad le imposibilitó desfilar con el traje militar. Caamaño fue pidiendo prórrogas por estudios universitarios, hasta que fue declarado exento de efectuar con la mili por tener a su cargo hijos menores. Mientras, el vicepresidente primero del Ejecutivo y titular del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, es de los pocos miembros del Ejecutivo que sí hizo el servicio militar, en este caso en las milicias universitarias, donde fue alférez. El titular de Educación, Ángel Gabilondo, también se encuentra en esta situación. Gabilondo ingresó en el Ejército en Vitoria.
Mientras, el vicepresidente tercero del Ejecutivo, Manuel Chaves, conserva un buen recuerdo de aquella época de milicia universitaria, en la que coincidió con el que años después se convertiría antes que él en presidente de la Junta de Andalucía, su buen amigo Rafael Escudero.


Chaves, en Soria 9
El vicepresidente tercero recuerda su mili con ese sabor agridulce con el que la rememoran casi todos los hombres que han cumplido con su servicio a la Patria. En la década de los 60 se alistó en las denominadas «milicias universitarias». Durante dos dos veranos hizo la mili en Montejaque (Ronda). Mientras, las prácticas las realizó en Sevilla en un regimiento histórico, el Soria 9. Manuel Chaves, número 1 de su promoción como alférez de complemento, coincidió en aquella época con un gran amigo suyo, Rafael Escudero, que años después se convertiría en presidente de la Junta. Con Escudero, confiesa que se rió lo que «no estaba en las ordenanzas militares». Aunque su recuerdo más persistente es la pésima comida de los cuarteles.