León
El oficio de estar siempre preparado
Desde hace años, los militares han salido al rescate de los ciudadanos ante situaciones difíciles
MADRID- La última encuesta del CIS ha situado a las Fuerzas Armadas como la institución mejor valorada por los españoles. Y la encuesta es anterior a la crisis aérea. No es la primera vez ni será la última que los militares aparecen en lo alto de esta lista. Las misiones en el exterior les han dado protagonismo en los telediarios, en las primeras páginas de los periódicos. A ese primer puesto del ránking de valoración también ha contribuido, y mucho, que cada vez que las cosas van mal, quienes dan la cara por la ciudadanía son ellos.
Esta semana los hemos visto, o al menos nos lo han contado, en las torres y centros de control, calmando una situación que se había desbocado. Pero desde hace años, los militares han salido al rescate de sus compatriotas cuando ha habido problemas, incluso mucho antes de que se creara la Unidad Militar de Emergencias que hoy reclaman todas las comunidades autónomas ante una catástrofe. Los vimos rescatar a los españoles atrapados en la gran nevada de 2005, en incendios en cualquier punto de España (en el dramático fuego de Guadalajara les tocó rescatar los cadáveres), despejando aeropuertos bloqueados por la nieve y atendiendo a pueblos anegados por el agua. Han rescatado en el mar a infinidad de embarcaciones de recreo, han parado tráfico de drogas y han salvado múltiples vidas. Incluso esos grandes hidroaviones amarillos que luchan contra el fuego y que vemos recargar en nuestras costas están pilotados por un militar.
Detrás de esas acciones espectaculares hay un trabajo diario, silencioso y discreto, que hace que los ciudadanos vivan más seguros. Desde centros de control aéreo, en centros de alerta, vigilando infraestructuras clave o las aguas territoriales españolas, militares que nunca salen en las noticias hacen cada día una labor impagable para nuestra seguridad, las 24 horas y todos los días del año. Incluso en estas próximas fiestas, mientras los demás estemos celebrando en familia la Navidad o tomando las uvas, habrá militares en sus puestos vigilando. Además, cada día entrenan, se forman, analizan y planifican por si España les necesita para lo que sea.
Esa seguridad interna también se procura en escenarios tan alejados como Afganistán, Líbano o Somalia, los tres escenarios en los que actualmente están desplegados nuestros Ejércitos. Aunque parezca rocambolesco, que un grupo de soldados se juegue la vida en el puesto avanzado de Muqur, en el desierto afgano, minimiza el riesgo de que esos que tiene enfrente nos golpeen en nuestras calles. O que 1.300 hombres y mujeres vigilen que entre Líbano e Israel no haya otra guerra repercute en nuestra tranquilidad. Y por supuesto, por acción directa, que los marinos que navegan por el Índico alerten a los atuneros de la proximidad de piratas salva a muchos españoles de pasar un mal trago.
Todos esos trabajos, esas misiones, las hacen conscientes de un riesgo inherente a su profesión y que no se corresponde ni de lejos con el sueldo que cobran. Un soldado raso es un mileurista puro y duro, apenas supera los mil euros de sueldo. Eso no ha impedido que a ellos, como a cualquier funcionario, se les haya recortado el sueldo. Mileuristas así han muerto en Afganistán, pero también en León, hace escasos días, donde un paracaidista de 25 años murió al no abrírsele el paracaídas mientras entrenaba. Desde luego, no se hicieron militares para ganar dinero.
Vocación y profesión
Actualmente, las Fuerzas Armadas cuentan con 135. 614 efectivos, según los últimos datos oficiales. Una profesión tan vocacional como ésta ha vivido en los últimos años, desde que estalló la crisis, la llegada de muchos ciudadanos que buscaban refugio en un trabajo fijo y seguro, en el que además de cobrar a fin de mes tenían la opción de formarse en muy diferentes materias aplicables a la vida civil. Desde este año, además, quienes entran en las academias militares salen no sólo con un rango dentro de los ejércitos o la Armada, sino con una titulación civil.
Pero la crisis también ha obligado a Defensa a reducir el número de plazas que ofertaba, dado que a principios de año ya se habían sobrepasado los 86.000 efectivos de tropa y marinería que se habían planteado como objetivo. Esos recortes también han llevado a dar de baja a buques antiguos y a dejar en el garaje a multitud de vehículos, a recortar el número de maniobras y a ahorrar costes de donde se pueda.
El Ejécito de Tierra es el que más efectivos aglutina: 82.286. Y el que asume el mayor peso de las misiones en el exterior, pues son el grueso en Afganistán y Líbano. Tras ellos, el Ejército del Aire, con 22.663 miembros, y la Armada con 22.372.
De todos ellos, 16.448 son mujeres, lo que sitúa a España en el tercer puesto en cuanto a féminas en sus ejércitos. Otros 5.802 son inmigrantes.
Todos ellos, día a día, hacen cotidiano lo que, cuando salta a los telediarios, se convierte en extraordinario. Con la mayor naturalidad, es el oficio de estar siempre ahí.
167 caídos en el exterior
- En los más de veinte años de misiones en el exterior que llevan realizando las Fuerzas Armadas, 167 militares de los tres ejércitos han perdido su vida a causa de ataques, accidentes o muertes naturales. La misión más sangrienta es Afganistán, que se ha cobrado 92 bajas, seguida de Bosnia- Herzegovina, con 23 caídos, e Irak con 11.
- Esta semana concluyen los relevos en Afganistán y Líbano, contingentes que pasarán la Navidad desplegados en el exterior. Cada cuatro meses, el grueso de los contingentes es relevado por otras unidades. En breve, esos cuatro meses se ampliarán a cinco, ya que si estuvieran más tiempo tendrían derecho a unos días de permiso en España y eso elevaría los costes de las misiones.
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