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Con el Rey por José Antonio Vera

La Razón
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Los pescadores de aguas podridas andan estos días al acecho de pesca mayor a propósito del caso Urdangarín. No les parece bastante que el Rey haya ordenado apartar a su yerno de toda actividad oficial, a la espera de que los tribunales resuelvan sobre su culpabilidad o inocencia, y quieren cobrarse la cabeza del Monarca como pieza codiciada en su sempiterna lucha contra la Monarquía y en favor de la tercera República.

Intento baldío, porque la ciudadanía en España sabe discernir perfectamente entre la paja y el trigo. Entiende todo el mundo hoy que si Urdangarín hubiera incurrido en delito debería ser condenado, por supuesto. Lo que no ha de influir en la idea que los ciudadanos tenemos del Rey, ni hacernos olvidar su papel fundamental en la reinstauración de la democracia, su compromiso con la Transición, su implacable actuación el 23-F y su ejemplo permanente en favor de la unidad de España.

Los republicanos de siempre buscan aprovechar la ola para erosionar a la Corona y desacreditar al soberano con un escándalo sin duda grave, pero en todo caso colateral. Una situación que Don Juan Carlos es el primer interesado en esclarecer, por muy doloroso que el resultado de la investigación pueda ser para algún miembro de su familia.

Y es que no queda otra. La transparencia plena es exigible a los partidos y al Gobierno, pero también al resto de las instituciones. Transparencia equivale, entre otras cosas, a saber que el que la hace la paga, y que no hay ni compartimentos opacos ni vacas sagradas que puedan zafarse del imperio de la Ley. El jefe del Estado es consciente de ello y por eso ha tomado esta decisión dolorosa pero implacable con relación a Iñaki Urdangarín.

Hay una corriente antigua, muy persistente pero hasta hoy estéril, que quiere como sea socavar la imagen de la Monarquía para forzar un cambio de régimen. Esta convulsión les viene al pelo. Afortunadamente, el pueblo español está con el Rey. La mayoría silenciosa que exhibe cada día más sentido común que muchos de sus dirigentes sabe lo que significa sufrir un caso como éste en la familia. El problema hay que abordarlo de frente, tomando las medidas quirúrgicas que procedan, como en este caso está haciendo Don Juan Carlos.