Cinco «pecados»

Inteligente e ilustrativo programa que partía de la reunión de tres composiciones enlazadas por un denominador común: estar basadas en temas de diversas piezas de Rossini, vocales e instrumentales, incluidas en algunos de sus trece cuadernos, todos escritos en su glorioso retiro, englobados bajo el título general de «Pecados de vejez». No han sido pocos los músicos que los han aprovechado como motivo de inspiración, realizando variaciones sobre ellas o instrumentándolas; dándoles nueva forma.
Entre ellos los tres seleccionados en esta oportunidad. Britten escogió cinco «pecados» para edificar sus exquisitas «Soirées»; Azio Corghi (Turín, 1937), autor de óperas de cierto relieve, ha ido más lejos y ha creado una colorista página constituida por una serie de variaciones para orquesta de cuerda y flauta sobre un tema rossiniano y ha situado entre cada una de ellas una canción extraída asimismo de la imparable fuente. Música amable, tonal, de discretos aromas. Respighi construyó un divertido ballet a petición de Diaghilev que viene compuesto de nueve fragmentos del Cisne de Pesaro y sus correspondientes intermedios.
El programa, por tanto, tenía su gracia, no sólo la intrínseca de las propias composiciones. Y con gracia y brillantez nos fue ofrecida por una orquesta que sonó bien aunque no demasiado finamente. Y es que la batuta de Zedda, nerviosa, expeditiva, no muy clara, no busca precisamente ese efecto; no pule ni matiza, pero marca, da vida, impulsa y modela. Concierto ameno y disfrutable. La flautista Varea mostró un bello timbre y sirvió con apropiados acentos su parte en Corghi. Aquí lució un centro potable la mezzo «asopranada» Taliento, que sustituía, creemos que con desventaja, a Mariana Pizzolato. Voz algo apagada y plausible expresividad.