Elecciones andaluzas
Andalucía del 4L al 31L
En Andalucía cualquiera sabe lo que es un 4L. Era ese humilde utilitario de la Renault que lo mismo nos servía para ir a las bodas que para transportar melones. Sin fondos para cambiarlo, el 4L era la medida exacta de la familia andaluza, chica o grande, urbana o rural, y estando fuera de toda duda que sobre todo era pobre. Visto en perspectiva, hemos cambiado tan poco en estos últimos treinta años que apenas hemos pasado del 4 al 31L y seguimos sin poder cambiar de coche si nos quitan las subvenciones. La prueba de lo poco que ha cambiado Andalucía la dio con precisión el ex director general de Trabajo llamando «criaturas» a los falsos trabajadores que cobraban en los ERE. No eran vulgares intrusos dignos de reproche social, sino simples criaturas, a la manera condescendiente y paternal de quien no nos tiene por lo que somos, ciudadanos, sino por unos condenados de por vida que ni siquiera pueden valerse por sí mismos. Sabía perfectamente lo que decía. Tanto que en esa única palabra está escrita la transformación de Andalucía de estos últimos treinta años: del 4L pagado con los fondos del esfuerzo a la partida 31L del fondo de reptiles.
Lo que el ex director general no sabe es que quienes hasta ahora substanciaban la mayoría electoral en esta tierra sean probablemente los que den la espalda al PSOE. El hecho inédito que se producirá en las próximas elecciones es que quienes venían actuando como «clientes» del partido por primera vez se convertirán en «votantes», que no es poco cambio para una sociedad que aspira a ser madura y democrática. Parte de la clientela socialista, comprada durante años a golpe de talonario y corruptelas, tendrá que empezar a decidir su voto sin que medie pago.
Del humilde 4L a la repugnante partida del fondo de reptiles, la 31L, apenas treinta años para convertirnos en todo aquello que despreciábamos. Queríamos una comunidad «histórica» y lo que tenemos es un histórico fraude. Tan histórico que puede que hasta sea prehistórico puesto que hunde sus raíces en el mismo nacimiento del sistema autonómico.
Ése ha sido el cambio. Griñán nunca sabrá qué hubiera sido de nosotros y de él mismo si hubiera tenido la boca y las puertas cerradas en su coche. Si, como muchos le pedían, se hubiera limitado a cortar cintas y a inaugurar puentes sin llegar a levantar las alfombras que ponen al descubierto la realidad de lo que somos. Del 4L al 31L. Démosle todo el mérito a quien verdaderamente lo tiene.
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