Valencia
Una sorpresa por Gonzalo ALONSO
Los Premios Príncipe de Asturias dan a veces la sorpresa y desde luego la supone su concesión a Muti. No porque el maestro napolitano no sea uno de los mejores directores del presente, que lo es, sino porque su relación con España no deja de ser bastante reducida y porque otros de la misma talla o quizá incluso superior murieron sin esa distinción o aún no la han recibido, como es el caso de Abbado. En cualquier caso, bienvenido cualquier premio al área musical. Muti, por otro lado, está en vena. Consiguió ser nombrado director del año 2009 en EEUU por «Musical America», se le concedió el Premio Birgit Nilson en Suecia y su «Requiem» verdiano con la Orquesta de Chicago acaba de obtener dos Grammys. Pisa con tal fuerza que, en plena lesión de mandíbula y con su problema cardiaco, se atrevió en la Ópera de Roma a poner firme y hacer cantar el coro de los esclavos de «Nabucco» al ministro de finanzas para que el gobierno reconsiderase el recorte a la cultura.
Él no tuvo problema en ayudar a financiar el nuevo telón del Liceo tras su incendio de 1994. De hecho, aquellos «Stabat Mater» con la orquesta del Liceo constituyeron una de las contadas veces que ha dirigido un conjunto español. En los primeros setenta se puso al frente de la ONE, por cierto muy sorprendido de que el coro ensayase en un espacio casi más pequeño que el despacho que entonces disfrutaba Lola Rodríguez de Aragón. Helga Schmidt en Valencia y Antonio Moral en Madrid intentaron que tomase la batuta con las orquestas de sus teatros en vano. Muy recordado es su «Macbeth», en noche inspiradísima, con Nucci de protagonista y los cuerpos de la Scala en el Liceo en 2001. «El regreso de don Calandrino» supuso su vuelta lírica a nuestro país en 2007, en Las Palmas, pero con la discreta Joven Orquesta Cherubini.
Esperemos que el premio sirva para que se anime a transmitir a nuestras orquestas su saber.
Gonzalo ALONSO
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