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Primera final de Mourinho

La imagen del Real Madrid en el Reyno de Navarra, fatigado y desesperado, causó tal desasosiego que su entrenador no tardó más de 48 horas en encontrar una explicación a la volatilización de la Liga: «Este equipo no está acostumbrado a jugar cada tres días». No tiene razón. Su equipo perdió el domingo en Pamplona y ganó anoche al Sevilla. Mereció el triunfo.

Los jugadores del Real Madrid celebran el primer gol merengue, conseguido por el centrocampista alemán Mesut Ozil
Los jugadores del Real Madrid celebran el primer gol merengue, conseguido por el centrocampista alemán Mesut Ozillarazon

Marcaron Özil (min 81) y Adebayor (min 94), quien entró por Benzema en el minuto 82. Siete años después, los madridistas disputarán otra final de la Copa del Rey. El rival del 20 de abril, el Barcelona.

«Yo no hago trabajo físico. Defiendo la globalización del trabajo. No sé dónde comienza lo físico y acaba lo táctico», del libro «Mourinho. ¿Por qué tantas victorias?». Hay partidos en que se nota que la condición física del Madrid no es óptima; es más, su entrenador, que debería mejorar esa faceta y dar descanso a los titulares, porque fondo de armario tiene, lo denuncia... Y sus jugadores le contradicen. Cierto que no brillan por su frescura; pero no se les puede discutir el empeño, la garra, el afán. Benzema es el mejor ejemplo, aunque falla lo fácil. Y no era el Sevilla un rival cómodo; tampoco la perfección. Gregorio Manzano tiene trabajo que hacer, casi tanto como «Mou» si éste pretende tocar pelo a final de su primera temporada en el exigente Santiago Bernabéu.

«Lucha, casta y honor», reclamaba una pancarta en el fondo sur, que esperaba la máxima entrega de los suyos. No regatearon esfuerzo; tampoco cuajaron un partido para recibir más alabanzas que el soldado desconocido. Arrancó bien el Madrid, con velocidad, con fuerza e intenciones; a los diez minutos, desapareció, o le empujó el Sevilla a ocultarse, tras asistir, perplejo como la parroquia madridista, al examen pirotécnico de Cristiano Ronaldo. Pretendía ser artificiero, pero no pasó de encendedor de cohetes.

Desde que achicharró al Atlético, Cristiano no marca. Y cuando no ve puerta, sufre y sus padecimientos le impiden obrar con serenidad. Al minuto se pasó de pólvora con el centro; segundos después disparó mal sin venir a cuento. Mejor lo hizo Di María cuando en el minuto 5 tiró contra el palo; Benzema, solo, con toda la portería para él, envió fuera. Pegó a la pelota con el tobillo. Hubo murmullos en el graderío. A Karim estos lapsus le pasan factura, y el primero que le exige acuse de recibo es Mourinho.

Benzema se esmera, trabaja, recorre la delantera de banda a banda, se ofrece al compañero, profundiza y de cuando en cuando sorprende, o no, con un toque sutil, como el centro que dejó a Khedira para que el pase de éste lo mandara fuera Ronaldo. A continuación, protagonista el Sevilla. Con Kanouté ganaba arriba todos los balones por alto; en la media, Zokora y Romaric dificultaban las combinaciones del Madrid, y el debutante Rakitic –sustituto de Jurado en el Schalke 04 que no consiguió fichar el Atlético y a Del Nido le ha costado dos millones– generaba las mejores jugadas de ataque. El croatagermano sorprendió por su inmediato acoplamiento. Ha llegado en el mercado de invierno sin necesidad de aclimatarse. Manzano le dio la titularidad en perjuicio de Perotti y acertó, al menos en la primera parte. Fue el sevillista más activo, junto a Negredo; ambos disfrutaron de un par de ocasiones ante Casillas que no terminaron en gol de chiripa. Quien no aparecía como es habitual era Navas. Mourinho volvió a ponerle delante a Arbeloa, en lugar de a Marcelo, y le secó. Navas procuraba ayudar en defensa para que se le viera; pero en la delantera pasó inadvertido. Ni un centro ni un tiro a portería. Y, sin embargo, el Sevilla era superior –necesitaba marcar– y no sufrió más sobresalto que el protagonizado por Ronaldo al filo de la media hora cuando Varas le ganó el mano a mano. Oportunidad pintiparada. Luego siguió probando Negredo.

«Es importante que el jugador trabaje bien, pero con tiempo para el reposo, para la familia, para sus cosas. Se habla mucho de la fatiga física, pero yo me fijo más en la fatiga del sistema nervioso central». No lo escribió un neurólogo; es otra de las sentencias de «Mou» en su libro, que distan bastante de la condición física de su actual equipo. A sus jugadores les pesan las piernas y quienes se ponen nerviosos son los aficionados del Madrid, que no entienden que un equipo tan carísimo como el suyo pierda con Osasuna y no domine por completo al Sevilla.

El 0-1 de Benzema en el Sánchez Pizjuán valía un potosí, pero las aproximaciones del equipo de Manzano al terreno de Casillas causaban desazón, más aún cuando Kanouté pidió un penalti que le hizo Carvalho. Fue una zorrería del portugués, al desequilibrarle lo justo, y engañó al árbitro, que señaló mano del malí.

Al Sevilla no le bastaba con jugar bien, necesitaba un gol para forzar la prórroga. Manzano quitó a Rakitic y entró Luis Fabiano. Benzema, espléndido en las combinaciones y desastroso en los remates, y Cristiano Ronaldo eran incapaces de hacerle un gol a una silla. Y si no, estaba Javi Varas, que evitó uno de Sergio Ramos. Era el segundo mano a mano que ganaba el portero sevillista. Sin embargo, no pudo con el tercero, con la sangre fría de Özil, al superarle y sentenciar la semifinal. Luego llegó el tanto festivo de Adebayor, perfecto al templar y chutar. También él se ha ganado la final.


Real Madrid y Barcelona se jugarán el título por sexta vez
El próximo 20 de abril, presumiblemente en Mestalla, Madrid y Barça se enfrentarán en la final de Copa por sexta vez. Los precedentes dan un parcial de tres triunfos a dos para los azulgrana. La última vez que ambos coincidieron en el encuentro por el título fue en la temporada 1989/90: el Barcelona venció por 2-0 (Amor y Julio Salinas). En la campaña 82/83 el triunfo catalán fue por 2-1 y en la campaña 67-68, por 1-0, con la curiosidad de que el duelo se disputó en el Bernabéu y se resolvió con un tanto de Zunzunegui en propia puerta. Los triunfos del Madrid se remontan al curso 1935/36, con victoria 2-1, y a la 73/74, cuando el conjunto madridista venció en el Calderón por 4-0. Marcaron Santillana, Rubiñán, Pirri y Aguilar.