Diez años de prisión para una etarra por el atentado fallido contra la Bolsa de Madrid

Los terroristas usaban para ocultarse y preparar las acciones un piso de Amorebieta
y ocultaban las armas y explosivos en una lonja de Galdakano. 

El 4 de marzo de 2002, Mendizabal, junto con los otros dos miembros de su grupo, colocó un artefacto explosivo en el aseo de caballeros del edifico de la Bolsa de Bilbao para "causar alarma y temor en la población". Sobre las 13 horas de ese día, se recibieron sendas llamadas al diario "Gara"y la central de emergencias de la DYA de Bilbao advirtiendo de que el artefacto explosionaría en 20 minutos.

Los artificieros de la Ertzaintza se dirigieron al lugar y comprobaron que el artefacto, compuesto por 19,7 kg de cloratita y 35 gramos de dinamita Titadyn, no había explosionado porque no había funcionado correctamente el sistema de iniciación.

La acción fue asumida después por ETA. La Audiencia Nacional considera que el explosivo, dada su carga y configuración, representaba un peligro manifiesto para la vida de las personas que se hubieran encontrado en el momento de su explosión dentro de su radio de acción.

El tribunal basa su condena en las huellas de la etarra detectadas en cuatro hojas fotocopiadas de un Zutabe de ETA localizado en la vivienda, así como en los documentos incautados al terrorista Juan Fernández Iradi, alias 'Susper', en los que se concluye que el atentado fallido contra las instalaciones de la Bolsa fue ejecutado por el grupo "Olaia".