España
Merkel-Zapatero más que un partido
La canciller ha sido el látigo del presidente estos seis meses. El español espera desquitarse en el Mundial
MADRID- España y Alemania, dos estilos, dos filosofías, dos maneras de entender una misma necesidad, buscan hoy en un campo de fútbol no sólo un hueco en la final de un Mundial sino zanjar en un ámbito mucho más popular sus peleas de altos vuelos. Zapatero y Merkel mirarán hoy a sus futbolistas como quien mira a sus guerreros. Su batalla de los últimos seis meses pueden dirimirla veintidós hombres en pantalón corto. Una victoria no es sólo para ambos un hito deportivo, es un respiro en su agónica existencia política de los últimos meses. La relación entre ambos mandatarios pasaba de unas veces buenas palabras y apoyos, a otras de críticas y exigencias, pero nunca en el término medio. Si bien sus dimes y diretes vienen de 2005, cuando Zapatero apoyó a Schroeder en vez de a Merkel, los enfrentamientos se han repetido sobre todo en el último año, con la crisis y con la Presidencia Española de la Unión Europea. Y mucho con la gestión y las medidas económicas no demasiado bien vistas del presidente español. Sus primeros días del semestre fueron polémicos y Merkel ya mostró su malestar por la indecisión y la falta de actuación de Zapatero. Desde el primer día le exigió un plan claro y completo de crecimiento y que desechara la idea de sancionar a los que no cumplieran la estrategia económica. Al Gobierno español le sacaron los colores y reculó.Zapatero entonces trató de calmar la tensión en otra reunión mantenida entre ambos en marzo en Hannover. El español no dejó de halagar a Alemania, su economía, su mercado laboral y su importante papel histórico. Buscaba tener contenta a Angela Merkel pero esta no se dejó «pelotear» y le exigió un programa «sólido», pues el fantasma de Grecia estaba cada vez más cerca. Entre medias, la alemana se acercaba al presidente francés, Nicolas Sarkozy, y dejaban de lado a Zapatero y a su política anticrisis.Pero España hacía poco y la UE seguía reclamando más mientras el equipo de Zapatero trataba de vender la imagen de que España no es Grecia, después de que el Banco de Alemania advirtiera del alto riesgo de contagio y apareciera el fantasma de una posible intervención de la Unión Europea.
Obligado a actuarComenzaba el mes de mayo y nuestro país seguía sin planes concretos y de nuevo Merkel junto al presidente Sarkozy invitaban a España a actuar de una vez. La preocupación en Europa era cada vez mayor. Y a Zapatero no le quedó más remedio que hacer lo que le pedían sus socios europeos y presentó su decretazo. A Merkel, entonces, le llovían numerosas críticas por, supuestamente, especular contra España y alentar los rumores de un posible rescate de la economía española, lo que beneficiaría a los germanos. Y, de paso, podía camuflar la fragilidad de las entidades bancarias germanas, cuyos resultados se hicieron públicos el pasado mes junto con los del resto de Europa. Y es que, la canciller avivó la polémica y las dudas al ofrecer a España –al igual que al resto de países– el «paraguas» de rescate de la eurozona. Pocos días después, quizás para quitarle hierro al asunto, aprobaba y aplaudía, en nombre de Europa, las medidas anunciadas por Zapatero para tratar de reflotar la economía. Mientras, el diferencial de la deuda seguía creciendo.Pero, como es lógico, al jefe del Ejecutivo español no le sentaron nada bien las especulaciones, las críticas y las dudas, y cargó contra la alemana, a la que incluso telefoneó Moncloa. La mala imagen de España y su economía inundaba los periódicos alemanes, que parecían confabulados para acabar con la confianza en España.
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