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El 11-S con los ojos de un niño
A Stephen Daldry se le ve ausente. En la Berlinale, donde «Tan fuerte, tan cerca» se presentaba fuera de concurso, parece estar pensando en por qué no le han nominado al Oscar –la única de sus cuatro películas (recuerden «Billy Elliot», «Las horas» y «El lector») que la Academia ha ignorado en esa categoría– y en el montón de trabajo que se le viene encima como productor de los Juegos Olímpicos de Londres. Cuando se le pregunta por el 11-S –y es lógico que se le pregunte: es la primera producción de Hollywood que lidia con el dolor de las víctimas–, el director no hace otra cosa que echar balones fuera: «La película trata sobre una pérdida catastrófica en el contexto de una familia. Y lo que me atrajo es el modo en que el niño protagonista busca una terapia que le ayude a superar el duelo», comenta.
Algo inexplicable
No nos convence. Por mucho que haya simplificado la novela de Jonathan Safran Foer, el guión de Eric Roth ofrece un retrato de una América que se levanta de sus cenizas. Daldry sigue eludiendo responsabilidades. «No soy quién para hablar del 11-S», sentencia sintiéndose culpable de ser británico. Y luego matiza: «Me sorprende que el 11-S no aparezca en los libros de texto americanos. Me sorprende que los niños de hoy en día no sepan realmente lo qué ocurrió, por qué ocurrió y cómo ha afectado a su país. Es algo que no se explica en las escuelas. El nivel de ignorancia sobre el tema es increíble», dice con incredulidad. Poco después vuelve a curarse en salud: «Es un asunto delicado. Por eso durante la fase de posproducción, organizamos pases para familias de las víctimas. Queríamos saber su opinión sobre lo que era o no adecuado enseñar en la película, sobre lo que era o no auténtico».
Delicado también porque todo el peso dramático del filme recae sobre Thomas Horn, un niño sin experiencia previa en los platós, si exceptuamos su participación en la edición infantil de «Jeopardy»: «Su familia lo acompañó durante todo el rodaje. Sabían que si le poníamos en contacto con emociones dolorosas, luego procuraríamos devolvérselo sano y salvo. Thomas siempre fue muy consciente de que sólo era una película». Y añade que «es realmente fascinante que se contara esta historia no sólo desde el punto de vista de un chico que está experimentando una profunda desazón, sino también desde la perspectiva de un chico que tiene su propia y singular forma de ver las cosas porque resulta atractiva, creativa y rica emocionalmente».
La película está basada en la novela de Jonathan Safran Foer, de la que la película toma el nombre,y que es continuación de «Todo iluminado» (2005). Cuando Daldry la leyó quedó impresionado por la narración.
El detalle
LA CLAVE DE LA LLAVE
El niño la halla en un jarrón, dentro de un armario. Sabe, porque jugaba a las pistas y acertijos con su padre, que este legado que le deja le llevará a algún sitio. Su única pista es el apellido «Black» escrito en el sobre que la guardaba. A partir de ahí emprenderá su búsqueda.
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