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Felix Baumgartner: «Podría haber muerto en quince segundos»

Felix Baumgartner
Felix Baumgartnerlarazon

MADRID- Tres cifras le han bastado para convertirse en leyenda: 1.342,8 kilómetros por hora, alcanzados tras 40 segundos y desde 39.068 metros de altura. Aunque no lo parezca, Felix «sin miedo» Baumgartner (1969, Salzburgo) es humano. Lo demuestra el hecho de haber recibido las pruebas médicas que certifican su buen estado de salud tras saltar desde la estratosfera. Y también porque, pese a su apodo, reconoce a LA RAZÓN que llegó a temer por su vida, aunque no lo percibieran los millones de espectadores que vieron en directo cómo cruzaba el cielo con destino a Roswell (Nuevo México). Con todo, que nadie espere una nueva y descabellada proeza. Tras batir la barrera del sonido en caída libre, su futuro seguirá «en el aire». Aunque, tal como relata, ahora gozará de mayor estabilidad.

–Asegura que estuvo a punto de perder la conciencia. ¿Llegó a sentir miedo?
–No sería un ser humano si dijera que no sentí miedo. Ahí arriba, si algo va mal puedes morir en 15 segundos. En el momento en que perdí el control, sólo pensaba en que tenía que encontrar la solución en 14 segundos porque si no todo acabaría.
–Con todo, estuvieron cerca de abortar la misión una vez aquel histórico domingo.
–Tenía muchas ganas de que llegara el momento de saltar. Después de que el martes se abortara la misión por el tiempo, y estando ya en Nuevo México, todos teníamos ganas de que llegara el momento de despegar. El domingo fue un día de altibajos. Como todo el proyecto. Primero, despegamos de manera limpia, y luego tuvimos el problema de corriente con mi visor. Aquello fue lo que estuvo a punto de abortar la misión de nuevo. Pero decidimos seguir y eso fue lo acertado.
–¿Qué se le pasa por la cabeza a alguien cuando está a punto de saltar al vacío desde 36.000 metros?
–Sólo piensas en que tienes que saltar y tienes que llegar vivo abajo, por ti, por el equipo y por toda tu familia que te está esperando. Por otro lado, sabes que eres la única persona que ha podido llegar hasta ahí.
–Una de las imágenes más recordadas es la de su madre, preocupada primero y feliz después. ¿Su familia siempre le ha apoyado?
-Mi madre no estaba muy contenta de que yo me dedicara a esto. Pero tanto ella como mi padre sabían que este proyecto era el sueño de mi vida hecho realidad. Cuando tenía cinco años le di a mi madre un dibujo en el que caía del cielo con un paracaídas. Yo y todo el equipo hemos estado siete años trabajando. Y mi familia sabía que habíamos trabajado duro y que estábamos preparados para ello. Esta misión se ha hecho realidad gracias a un buen equipo.
–Su última proeza parece insuperable. ¿Qué será lo siguiente?
–Después de esto dejo los deportes extremos. ¡Ahora me centraré en los helicópteros! No se me puede mantener alejado del aire. Ya tengo experiencia como piloto comercial de helicópteros en Europa y ahora tendré tiempo de llevar ese aspecto de mi vida a un nuevo nivel. Tengo muchas ganas de centrarme en eso.
–Cuando alguien le pregunta por qué lo hace, ¿qué suele contestar?
–Desde que era pequeño quería ser saltador base. Soy una de esas personas que quieren ser las primeras en estar en lugares donde nadie antes ha estado, y me encanta estar en el aire. Ahora, gracias a esta experiencia, compartiremos los datos y las tecnologías que hemos desarrollado en mi salto. Y estos conocimientos podrán contribuir a la seguridad de los aeronautas en el futuro. Estamos orgullosos de este legado.