Japón

OPINIÓN: Obama estrella fugaz

Director adjunto de Relaciones Internacionales de la Fundación FAES

 
 larazon

Barack Obama puede convertirse en otra estrella fugaz de la política internacional. El apoyo que recibió hace dos años no era incondicional, y ya tiene su contrapeso en el varapalo electoral de las «midterm». Desde la izquierda europea se le sigue viendo como un presidente de estilo europeo, lo que equivale a apreciarle porque no parece norteamericano.

Pero eso es precisamente lo que han castigado unos votantes que reclaman que se reduzca el Estado, los impuestos y el gasto público, y que se dé más importancia a la responsabilidad y libertad individuales.

Por su parte los republicanos han comprendido que, como diría Bill Clinton, «lo importante es la economía, estúpido». Por eso se han valido del impulso de un «Tea Party» que conecta con las necesidades de su base social y que poco tiene que ver con la caricatura ultraconservadora perfilada desde este lado del Atlántico.

Barack Obama ha perdido una magnífica oportunidad para cambiar los Estados Unidos, y no parece probable que reciba nuevos apoyos para lograrlo. Recibió un gran respaldo para acabar con la burocracia de Washington y ha respondido subiendo los impuestos y cargando sobre los hombros de la clase media la responsabilidad de la solución a la crisis. Condensó sus propuestas en la palabra «cambio «y generó expectativas imposibles de cumplir, porque cuando un político tiene un programa vacío sus votantes lo esperan todo. Triunfó por el modo de transmitir su mensaje, no por su contenido. Ahora muchos norteamericanos han perdido la esperanza en él porque consideran que sus reformas de corte radical suponen una amenaza no sólo a su libertad individual, sino también a los fundamentos que han hecho de los Estados Unidos la nación más importante del mundo.

Los republicanos harían bien en administrar esta victoria con humildad e inteligencia. Si obligan a Barack Obama a renunciar a su agenda progresista, estarán abonando el camino de una gran victoria electoral. El incremento en el número de gobernadores les brinda además la oportunidad de gestionar de otra manera. Si por el contrario se enfrentan en luchas cainitas para decidir su candidato presidencial, habrán perdido una ocasión única para demostrar que, como argumentaron hace años los líderes del movimiento conservador norteamericano, las ideas importan y tienen consecuencias. Y tras lo ocurrido ahora parece claro que el protagonismo de la próxima campaña estará en los programas electorales y no en los medios para transmitirlos.

A la hora de buscar soluciones a la crisis, los ciudadanos de los países más desarrollados del mundo están optando por partidos liberalconservadores. Estados Unidos se acaba de sumar a Reino Unido, Francia, Alemania, Japón o Italia, y es probable que España siga pronto el mismo camino.

De hacerlo, nos veríamos privados de la posibilidad de asistir a, en antiguas palabras de la ministra de Sanidad, Leire Pajín, «acontecimientos históricos para el planeta», como posibles encuentros entre la estrella fugaz de Barack Obama y el agujero negro que hoy por hoy representa para los españoles José Luis Rodríguez Zapatero.