Teatro

Buenos Aires

Mamá sólo quiero ser artista

Julio Wallovits imagina en «Las listas» un mundo sin panaderos ni fontaneros en el que todo el mundo se dedica al arte y a ser famoso

Una escena de «Las listas», en La Abadía
Una escena de «Las listas», en La Abadíalarazon

Al paso que va la sociedad actual, con las televisiones promocionando toda suerte de programas que ensalzan el éxito personal rápido e indoloro –o sea, la política del esfuerzo cero–, no es difícil imaginar un mundo como el que dibuja el autor y director J. D. Wallovits en «Las listas», el texto que abre la temporada del teatro de La Abadía. El peculiar apellido les sonará: Wallovits –la J. con la que firma es de Julio– fue el codirector, junto a Roger Gual, de aquella inteligente demolición cinematográfica de la empresa como lugar de convivencia que era «Smooking Room». Ahora vuelve a sus fueros de ironía con su debut teatral, un texto propio que también dirige y que protagonizan Francesc Garrido, Gonzalo Cunill y Pep Cortés.


Morir de hambre
Wallovits (Buenos Aires, 1969) parte en «Las listas» de la idea de «plegarias escuchadas». Él mismo lo explica así: «Todo el mundo que quería ser artista lo ha conseguido en la sociedad en que transcurre la obra. Nadie se ocupa de las necesidades básicas, con lo cual se corre el riesgo de morir de inanición». Así las cosas, en escena vemos a dos personajes: «Representan arquetipos, un escritor y un pintor que en realidad no escriben ni pintan mucho, cuya principal preocupación es pasar lista de la comida que les queda». En ese proceso de «alienación», cuenta el autor y director, «se encuentran con un granjero, alguien que tiene trabajo de verdad y que puede alimentarlos. Pero este hombre esconde un secreto: es además un poeta, uno de verdad, y bueno. A partir de ahí, ambos se enfrentarán a un dilema: deberán decidir si dejan que desarrolle su talento o si siguen explotándole para comer».
 
Wallovits cita a Marguerite Duras cuando habla de la diferenciación entre el arte y la fama y la falta de compromiso hoy en día de muchos «creadores»: «Para ser artista no hace falta tener una casa de campo», dijo la novelista. Y, si más de uno podría pensar «mira quién habla», el cineasta se adelanta: «Lo que hago es plantear una pregunta seria, con humor pero seria. Me la hago a mí mismo y a los demás». Y añade: «No todo se puede democratizar. Hoy existe un gran empeño de mucha gente a mi alrededor, quizá mío también, de ser artista. Y es ahí de donde surge este montaje».

Cuenta Wallovits que no todos los argumentos sirven para el cine, y que los que a él se le ocurren se prestan quizá más al teatro, motivo por el que escogió este medio: «Hay ideas que desafían la narrativa cinematográfica», añade.


- DÓNDE: Teatro de La Abadía. Madrid.
- CUÁNDO: del 29 de septiembre al 10 de octubre.
- CUÁNtO: 15 euros. Tel.: 91 448 11 81 .