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Estocolmo

El escribidor alterna con Don Mario

«Espero poder recuperar mi sistema de trabajo, mi rutina porque estas últimas semanas han sido una verdadera locura». Lo decía el escritor el viernes casi sepultado por un nube de micrófonos tras recibir la Medalla de la ciudad de Madrid que le entregó Alberto Ruiz Gallardón.

El escritor vivió con angustia en Madrid las horas previas por la huelga
El escritor vivió con angustia en Madrid las horas previas por la huelgalarazon

Un día después, con la maleta hecha y el viaje hacia tierra nórdicas en el aire por obra de los controladores, Vargas Llosa se relajaba en el Santiago Bernabéu donde hizo el tiro de honor en el partido Real Madrid-Valencia: «Este saque es casi tan importante como recibir el Nobel de Literatura», decía mientras atravesaba el terreno de juego envuelto en un abrigo oscuro y bien tapado por una bufanda. Poquitas horas después y solucionado ya el problema aéreo, que «le ha inyectado un poco de emoción y cierto nerviosismo al acto» daba el pistoletazo de salida a la carrera rumbo a Estocolmo donde le esperan siete días de frenética actividad que enlazará con otro vuelo, esta vez con destino a Perú. «Eso será hacia el 13 o el 14 de diciembre. Nunca imaginé toda la presión mediática que estoy viviendo», aseguraba.

Le acompañaban su mujer, Patricia, su hija, Morgana, y sus dos pequeñas nietas. A la menor de ellas, Anais, de apenas diez meses, le explicaba sonriente que «viajamos a Estocolmo, que es la capital de un país que se llama Suecia, donde a tu abuelo le van a dar un premio». No muy lejos, su hermana Isabela, de poco más de tres años, se protegía de la expectación de los medios.

Poco respiro ha tenido la semana que acabó ayer, pero menos aún la que arranca hoy en Estocolmo, con un programa abultado de actos que culminará con la solemne entrega el día 10 del Nobel. El miércoles inaugurará, junto a la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde y Carmen Caffarel, directora de la institución, una exposición sobre su obra que le dedica el Cervantes de la capital sueca, que recoge fotografías, documentos manuscritos, estractos de sus obras y objetos personales. Además, se encontrará con la comunidad hispanohablante y tendrá que asistir a innumerables recepciones hasta que el viernes pronuncie su discurso.


Su sombra
Si alguien estará al lado del peruano en todo momento hasta que abandone Suecia será el profesor español Juan Iborra. Hasta su jubilación, hace unos meses, era intendente de la Academia sueca. El día del fallo del Nobel de Literatura estaba de vacaciones en Estocolmo y la institución decidió nombrarle «attaché» de Vargas Llosa.