Tarragona
Andy Schleck expulsado por correr de noche
«I love la Vuelta», decía Andy Schleck en su Twitter la semana pasada. «Amo la Vuelta». Pero ha corrido más de noche que de día y su equipo se ha cansado. Bjarne Riis, el jefe de Saxo Bank, se incorporó en el día de descanso y ayer empezó a poner orden en la formación. Expulsó al pequeño de los Schleck y al australiano O'Grady «por incumplir las normas del equipo», según el comunicado oficial.
Andy lo reconoce. «Incumplí una de las normas al beber alcohol después de la cena. Soy responsable de mis actos, aunque pienso que es una decisión muy dura. Reconozco que Bjarne Riis es el jefe, pero me hubiera gustado quedarme para ayudar a mi hermano Franck a ganar la Vuelta», dice el luxemburgués.
«Dice que sólo se ha tomado una, pero me da igual si fueron una o diez; estuvo por ahí hasta las cinco de la mañana», dice Bjarne Riis. Los hermanos Schleck ya han anunciado que no correrán el año próximo en el Saxo Bank y a Riis se le ha agotado la paciencia. Andy no se ha tomado demasiado en serio su participación en esta Vuelta. Antes, ya se le había visto entregado a la noche sevillana. Y a la murciana. Igual que su compañero O'Grady. En la general viajaba en el puesto 77, a más de 37 minutos del hasta ayer líder, Igor Antón. Un lugar demasiado pobre para el segundo clasificado del pasado Tour, para el hombre que aspira a discutir la autoridad de Alberto Contador en el ciclismo mundial.
Andy decidió que su temporada real había acabado después de subir al podio en los Campos Elíseos. Incluso ya anunció que no disputaría el campeonato del mundo en Australia el primer fin de semana de octubre. Su única intención en la Vuelta era acompañar a su hermano Franck y ayudarle a ganarla, pero ni siquiera le ha acompañado demasiadas horas en la habitación que siempre compartían. Andy Schleck y Stuart O'Grady no tomaron la salida. Se escaparon los dos en una furgoneta sin pasar por el control de firmas. No había ninguna presencia que justificar.
Andy se marcha y su hermano sigue sin explotar en carrera. Se esperaba casi con miedo la ascensión al Rat Penat. Una cima que nunca había atravesado la Vuelta. Un puerto corto, pero muy duro, con desniveles de más del 20 por ciento. Y un descenso que no termina de bajar, una bajada mentirosa que por momentos y a traición vuelve a subir. Pero al final pudo el miedo a lo desconocido. No hubo diferencias entre los grandes. Incluso el Liquigas se concentró más en esperar a Bennati para intentar una victoria al esprint que en arropar a Nibali. El italiano era el más tranquilo antes de comenzar la jornada. «No he mirado el libro de ruta, pero la etapa no tiene nada», confesó.
Las diferencias llegaron en los esprints intermedios. En el segundo de la jornada, Purito apretó para conseguir dos segundos de bonificación y arrebatarle el maillot rojo a Igor Antón.
«Esto es un jaleo, que si el líder es Purito, que si luego yo, que si ahora de verdad Purito», dice el de Euskaltel. Pero no se preocupa. Joaquín, sí. Corre contra el tiempo. «Necesito cualquier segundo antes de la contrarreloj». Ganó Erviti, pero ayer nadie se preocupó de él. Eso fue de día. Por la noche el primero es Andy Schleck.
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