Los Ángeles

Objetivo: a la caza de fondos por César Vidal

La Razón
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Hace menos de una semana, todo parecía indicar que Obama conseguiría la reelección con poco más que dejar que la campaña se deslizara suavemente hasta el día de las elecciones. Sin embargo, el cambio experimentado por la contienda electoral tras el primer debate ha inyectado una especial virulencia a las acciones de ambos y un reajuste de estrategias. En el caso de Obama –el participante que perdió y que, de manera razonable, más ha alterado su conducta– no sólo se ha producido la asunción de un tono mucho más agresivo sino, sobre todo, la entrega a una búsqueda verdaderamente vertiginosa de nuevos fondos que permitan pagar la propaganda electoral. Desde luego, es difícil discutir que los anuncios que aparecen en televisión pueden contrarrestar el efecto del debate. Por ejemplo, en uno de los últimos, aprobado expresamente por el presidente, se afea el hecho de que Romney criticara al 47% de los norteamericanos que no pagan el «income tax», un equivalente al impuesto sobre la renta español. Así, tras mencionar los ingresos de Romney y señalar que los exentos del «income tax» de todas formas pagan la Seguridad Social, aparecen en pantalla tres ejemplos de esa gente: una maestra negra atendiendo a una niña rubita, un policía hispano y un bombero. En resumen, gente de toda raza, pero que, por añadidura, el ciudadano medio identifica con sectores de la sociedad especialmente entregados al servicio al prójimo y, por ello, muy respetados. El pago de estos anuncios –que suelen constituir verdaderos prodigios de propaganda– no es baladí, pero su utilización de manera masiva resulta esencial, lo que Obama ha multiplicado los actos de recogida de fondos.

Este fin de semana presidió una cena en Los Ángeles con esa finalidad y entre los numerosos asistentes se encontraba, por ejemplo, el actor George Clooney. Dado que el cubierto de la cena costaba un mínimo de 25.000 dólares (unos 21.000 euros), se puede entender lo que significa, por un lado, el efecto económico de este tipo de actos en la campaña y por otro, que los ricos no están, tal y como insiste la propaganda demócrata, del lado de Romney, al menos, no en su totalidad. Sin embargo, si Obama recoge dinero entre los millonarios con una mano, puede también con la otra hacer populismo. El lunes estuvo en la inauguración de un monumento nacional en honor de César Chávez. Poco conocido fuera de EE UU, Chávez fue un hispano muy notable que, adoptando los métodos no violentos de Gandhi y Martin Luther King, logró grandes avances para los trabajadores del campo y fundó la United Farmworkers Union. No está nada mal como guiño a los hispanos, eso sí, justo antes de ir a otro acto en San Francisco para reunir más fondos.

En el campo republicano se vive un cierto aire de euforia y de ilusión respecto al segundo debate. Así, frente a la actividad casi frenética de recaudación de fondos protagonizada por Obama, Romney está enfatizando la necesidad de un presidente que asuma la seguridad nacional de manera realista y no sobre la base de la «esperanza». Tras este gesto hacia los militares de un estado decisivo como Virginia y un paseo dominical por Florida ante multitudes entusiastas, Romney se permitió incluso anunciar en relación a Obama que «el próximo enero lo veremos salir de la Casa Blanca por última vez». Quizá, pero de momento queda un mes. Sin duda, el más duro de la campaña electoral.

 

César Vidal
Enviado especial a las elecciones de Estados Unidos