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Tiempo de Rajoy

La Razón
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Llega con más retraso de lo que la urgencia de estos tiempos difíciles exigía, pero llega al fin. Es tiempo de Rajoy. Cita con la historia la de este hombre tranquilo cuando el lunes suba al estrado del Congreso de los Diputados para firmar un nuevo contrato con los españoles con el objetivo de devolver España a la normalidad y recuperar la senda de la prosperidad perdida. Él lo llama hacer las cosas «como Dios manda». Forma llana de reivindicar el sentido común después de tanto despropósito acumulado en estas dos legislaturas, que ahora asusta incluso a protagonistas y cómplices.

Rajoy hereda una situación parecida a la de Thatcher en 1979. Una nación depauperada al borde del colapso. En sus memorias, la Dama de Hierro reconoce que las reformas que posibilitaron el desarrollo económico y la recuperación moral en la década de los ochenta hubieran sido difíciles de implantar sin el desenmascaramiento del socialismo que supuso la gestión laborista, por aterrador que fuera el daño causado.

Los españoles han otorgado un mandato claro. Como cristalina ha sido su valoración del Gobierno socialista. Acertará siempre Rajoy intentado sumar apoyos para retos que son colectivos. Pero si, con esa habilidad para explotar los problemas que él mismo crea, el PSOE insiste en su deriva izquierdista y en comandita con sindicatos e «indignados» intenta recuperar en la calle el respaldo perdido en las urnas, se equivocaría Rajoy planteando sus propuestas en lo que Thatcher llamaba el «terreno intermedio» en vez del «terreno común». Es éste en el que arraigan los valores y principios que deben guiarnos para salir de la difícil encrucijada. El futuro presidente confesó ayer: «Sé dónde estoy y a lo que me enfrento». Llegó su hora.