Galicia

Un estuche delata a la parricida de Menorca

El truculento suceso que ha mantenido en vilo a los vecinos de Mahón (Menorca) durante los últimos días se resolvió ayer con la confesión de la madre de César J.F., cuyos restos óseos fueron encontrados en una maleta abandonada en una zona de monte bajo de Mahón (Menorca).

Objetos encontrados junto al menor muerto
Objetos encontrados junto al menor muertolarazon

Mónica J.F., que hasta ayer había mantenido una entereza digna del peor psicópata, se vino abajo y confesó que ahogó a su hijo, de nueve años, en la bañera, que después lo metió en una maleta de 80x60 centímetros, lo subió en su coche y se deshizo de él en una zona de monte bajo en Binidalí (Mahón).
La presunta parricida, natural de Galicia, relató ante el titular del juzgado número 2 de Mahón que tuvo al niño con 18 años y que en el año 2007 se lo entregó a su padre biológico para trasladarse a la isla mallorquina a vivir con su actual pareja, a la que conoció por internet. Como las relaciones con el padre del menor eran malas, decidió entregarle el menor a sus padres, que se hicieron cargo de él durante un tiempo. Las desavenencias con su familia hicieron la situación insostenible en 2008 y los abuelos lo metieron en un avión con destino a Menorca.

A su llegada, Mónica J.F. tenía muy claro cómo iba a actuar. Su actual pareja no tenía conocimiento de la existencia del chaval. Por ello, la presunta parricida le dijo que era su sobrino y que «sólo iba a estar con ellos 10 días». Pasado ese tiempo –la Policía baraja la fecha del 10 de julio de 2008–, el menor desapareció. La mujer explicó a su novio que lo había enviado a Galicia con su verdadera familia. Nada más lejos de la realidad. «Agobiada» y «estresada» por ser descubierta, confesó que lo ahogó a sangre fría. En ese momento comenzó a elaborar una enrevesada historia repleta de mentiras para ocultar los hechos. Tras el homicidio, en un aparente acto de contricción, metió el cadáver en una maleta con un estuche escolar, pinturas, un cómic «manga» de la serie «Naruto» (editado en 2007), varios cromos, un reloj y ropa de recambio, se subió en el coche y lo abandonó en una zona apartada, cerca de la costa sur de Mahón.

Absoluta normalidad

Nadie había sospechado nada en estos dos años. Los abuelos, a pesar de estar enfrentados con la presunta parricida, enviaban regalos a su nieto por su cumpleaños que nunca les fueron devueltos. El colegio del chico había tramitado un traslado de expediente a Mahón, lo que borró todas sus huellas en Galicia.

Mónica siguió con su vida normal, con su pareja y su empleo como auxiliar de seguridad del aeropuerto, empleo que perdió con posterioridad. Actualmente estaba desempleada.
El estudiado entramado de mentiras no acabo ahí. La presunta parricida le contó a su novio que sus padres habían muerto para romper definitivamente los lazos familiares y evitar problemas futuros. De forma paralela, confesó a varios amigos por internet que César había hecho la comunión en 2008, después de muerto.

Un detalle hizo que todo se viniera abajo el pasado viernes. Cuando los investigadores encontraron el estuche escolar en la maleta, descubrieron que el niño, como la mayoría de los alumnos, puso sus iniciales en el estuche para evitar que se confundiera con el de algún compañero de clase.

Tras revisar de forma infructuosa las denuncias de desaparecidos, comprobaron que había un menor que no había renovado su DNI en Noia (La Coruña) y que se ajustaba a esta descripción. Los agentes se pusieron en contacto con los abuelos maternos, quienes dijeron que el niño estaba en Menorca con su madre. No obstante, al hablar con la asesina confesa, ésta declaró que el hijo estaba en Galicia con su padre y sus abuelos. Esta incoherencia fue el detonante que llevó a la Policía a detener a Mónica J.F. el pasado viernes.

Asimismo, los investigadores rechazaron que el menor fuera descuartizado, posibilidad barajada en un primer momento ante la ausencia de algunos huesos en el cadáver. Los agentes lo justificaron en la acción de algún animal que accedió a ellos y los hizo desaparecer.

Un caso atípico
Este crimen ha sorprendido a los forenses por la complejidad de los hechos. A pesar de que la Policía constató que la presunta homicida no tenía antecedentes de problemas mentales, los psiquiatras forenses coinciden en que estamos ante un caso extraño. Lluís Borrás, profesor de Medicina Legal de la Universidad de Barcelona, explicó que «las mujeres suelen tener un instinto de protección sobre sus hijos que les impide acabar con ellos, aunque en ocasiones los maltraten y los culpen de una realidad determinada. En los casos en los que esto se produce, la madre suele suicidarse. También puede estar ligado a un proceso de depresión de la parricida».

En palabras de Borrás, todo indica que se trata de un «asesinato premeditado», en el que está implicada una mujer muy egocéntrica y con rasgos psicopáticos. «Ha elaborado una vida ficticia en su cabeza que ha terminado por asumir como real», explicó.

«Hay que investigar para saber si su actitud era normal, si vivía aislada de la gente de su alrededor, si estaba desconectada de la realidad, si su discurso era extraño o si padecía algún trastorno de locura. Si fuera víctima de una psicopatía, podría haber acabado con la vida del menor en un momento de incoherencia», pero la realidad dibujada con posterioridad parece desvelar que «no hay un sentimiento de culpa por lo realizado».


Hundida por la contundencia de las pistas
- Mónica J.F. había mantenido una actitud firme, sin dudas. Tenía muy estudiado lo que había hecho y midió mucho todos sus actos desde que hace dos años acabara con la vida de su hijo de una forma cruel, con una sangre fría digna de un psicópata. Las motivaciones no están del todo claras. Ella dice que tenía miedo a que su pareja descubriera que tenía un hijo y dicidiera romper la relación.
- En su primera declaración, dijo que el niño había muerto de forma accidental y que, asustada, decidió deshacerse de él para ocultar lo ocurrido. En paralelo, continuaban las investigaciones y señalaban de forma clara en una única dirección.
- Todo se desvaneció ayer. Consciente de que tenía pocas posibilidades de evitar el peso de la ley y abrumada por la situación se vino abajo y lo confesó todo ante el titular del Juzgado número dos de Mahón. Sus padres, con los que había roto todo contacto, serán los que se encarguen de acompañar a los restos de la víctima hasta Galicia, donde recibirán sepultura.