Ministerio de Sanidad
Preparados por Ildefonso HERNÁNDEZ AGUADO
De los brotes de enfermedades transmisibles a la seguridad sanitaria Los brotes de enfermedades contagiosas suelen causar preocupación pública. Los recientes casos de tiña en un colegio de Madrid han creado cierta alarma en los familiares por el carácter transmisible de este trastorno pero quizás más por las connotaciones peyorativas de su nombre que evoca tiempos de penuria. Correctamente diagnosticada y tratada es en general una enfermedad leve que sin ser frecuente se atiende a veces en consultas dermatológicas. Otro asunto distinto es el incremento en la frecuencia del sarampión observado en Europa en 2010 y 2011, incluyendo España con brotes recientes como el de Alicante, o las graves toxiinfecciones alimentarias. Estos hechos, nos recuerdan la importancia de la seguridad sanitaria, que en el caso de España tiene especiales repercusiones sociales y económicas por su estructura productiva. La salud pública y en concreto la seguridad sanitaria es clave para, entre otros asuntos, favorecer el turismo y garantizar las exportaciones agrícolas, y esencial para el buen gobierno.
En España las coberturas vacunales son altas, pero aún se pueden mejorar y avanzar así hacia la erradicación de las enfermedades prevenibles mediante vacunas, las condiciones sociales de algunos grupos de población y en menor medida la resistencia a la vacuna de algunos padres –sin ningún fundamento científico ni ético pues se trata de la solidaridad ante la salud colectiva- son algunos de los obstáculos a soslayar. España cuenta también con una adecuada vigilancia y prevención de toxiinfecciones alimentarias, de hecho nuestros profesionales podrían haber contribuido con éxito, si los hubiesen llamado, a solucionar con mayor prontitud la crisis alimentaria alemana. ¿Qué debe atender en el futuro para estar preparados? Recordar que la inversión en salud pública es rentable y que la seguridad sanitaria debe ser en España un asunto de Estado. Nos jugamos la salud y el bienestar social y económico. La ventaja española antes mencionadas en cuanto a calidad y profesio-nalidad de la salud pública puede consolidarse y dar un paso decisivo con la Ley General de Salud Pública ahora en trámite parlamentario. Los diputados tienen la oportunidad de dotar a España de una norma que garantice una salud pública española acorde con los retos de salud del siglo XXI con una adecuada organización y un oportuno desarrollo de los profesionales.
Ildefonso Hernández Aguado
Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández
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