Literatura

Barcelona

Mingote se emocionó con la música de su padre por Jesús Mariñas

Mingote recibió la Medalla de manos de Esperanza Aguirre
Mingote recibió la Medalla de manos de Esperanza Aguirrelarazon

Con la voz quebrada volvió a ser niño, quizá porque al lado tenía el enorme Belén de la Comunidad. Hay que mantenerlos, son la tradición. Igual que los exhumados villancicos coreados con letra de Cervantes y música de Ángel Mingote, padre del humorista que se define «como un madrileño típico porque no nací en Madrid», lo de casi todos. Lo confirmaban la perenne galanura de Pedro Osinaga y Ángel Nieto, insólito bajo abrigo azul, iba de gala.

Antonio Mingote es un Berlanga del lápiz. Su humor chorrea comprensión, crítica y cotidianidad. Elaboró «Historia de la gente» pero pudo haber firmado una «Historia de los usos y costumbres», como cronista diario, fiel, certero y hasta iluminado. «Maestro del sentido común», lo llamó Esperanza Aguirre enseñando muslo bajo su corta falda marrón sobre botines anudados a media pierna. Pura modernidad.

Juanito Navarro llevó un cuadro que enmarca el cartel original de «Las tres uves», su primer musical, en 1951. «Lo estrenamos en Barcelona, es una pena que Mingote dejara el teatro por los ‘‘monos'', que reflejan nuestro vivir», reveló ante Adrián Piera, que se va recuperando al igual que su hermana Carmen.

«Te veo estupenda, ¿qué te has hecho?», curioseó el refinamiento de Giuliana Calvo Sotelo, sentada con el adelgazado Álvarez del Manzano. «Pasar y superar un cáncer, ¿te parece poco?», contestó. «Pues te has quedado estupenda», exaltó ante una Nati Mistral incombustible, como la eterna Chunga, con melenita recién estrenada. Víctor García de la Concha descubrió con ironía que Mingote «es el más querido entre los académicos de la RAE».

Ante lo que acontecía, María José Cantudo ponía cara de capitel y Victoria Vera, de esfinge. Isabel Mingote compartía la Medalla de Oro de Madrid, máxima distinción comunitaria «que por primera vez se otorga a un humorista». Evocaron a Mihura y De la Iglesia, el de «Todos los ombligos son redondos», un humor tirando a chiste burdo.Emiliano Redondo, por su parte, reivindicó a Enrique Herreros, «quien hizo todas las portadas de ‘'La Codorniz''», mientras Natalia Figueroa desde su clasicismo negro me confirmaba que «no quedan entradas para los conciertos de Raphael, es todo un éxito». Como la actualidad que Mingote ofrece cada día con humildad, ojo, ternura y psicología. Nos tiene calados.