Actualidad

El duque por Martín PRIETO

La Razón
La RazónLa Razón

En España, para mantener reservado un sumario judicial hay que proveer cualquier cosa menos de claro o secreto porque entonces lo subastan a la puerta de las redacciones. No es este el caso de Iñaki Urdangarín porque salvo contadas piezas que podrían aludir a Doña Cristina, el caso estaba abierto a las partes y abogados y afectados pudieron filtrar la retahíla de papeles de los dos últimos meses.

El que se tenga que explicar no supone el abominable linchamiento popular del duque. Ello no obsta para que Urdangarín y su letrado hayan manejado tan mal los tiempos de su defensa que hayan perdido la batalla de la opinión pública que le fue tan favorable.
 El del duque es de esos juicios (si llega a ser juzgado) en que quedas arrastrado por rastrojos aunque te absuelvan con todos los pronunciamientos favorables. Al atleta le ha fallado el decoro al que le obligaba su posición institucional y eso ha abierto las cajas destempladas del Rey. Y su silencio «washingtoniano» le ha dejado a los pies de los caballos en un piélago de sospechas.

Cuando la información «rosa» toma la batuta lo que empieza en La Zarzuela (palacio) acaba en el género chico y en «Agua, azucarillos y aguardiente».

 Sea cual sea el futuro de los duques de Palma resultará ominoso. Devolverle al Rey el título sería generoso. Doña Cristina podría renunciar a sus derechos de Infanta, porque no va a renunciar a ser hija del Rey. Y la pareja encontrará buena vida y trabajos en cualquier parte del mundo, que no les faltarán ayudas. Pero hacer vida social en Palma no será grato.

 No los expatrio; ya los transterró el Rey y no se dieron por aludidos.