Medidas económicas
Europa respalda el cambio
España tiene por delante dos objetivos básicos y fundamentales: una reforma laboral profunda para crear empleo y la consolidación fiscal para reducir el déficit público. Lo expresó ayer el director general del Servicio de Estudios del Banco de España, José Luis Malo de Molina, y es un juicio compartido por el propio Mariano Rajoy y la Comisión Europea. Esa confluencia se puso ayer de manifiesto en un encuentro entre el vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Industria, Antonio Tajani, y el próximo presidente del Gobierno, en lo que supuso la primera reunión de Rajoy con un representante de las instituciones comunitarias desde la victoria electoral, si bien ya había mantenido conversaciones con los principales responsables de la UE. Una cita importante por lo que tuvo de espaldarazo comunitario a los planes de Rajoy. «Me gusta mucho su discurso sobre la reforma laboral porque se necesitan reformas en toda Europa contra la crisis y me gusta mucho su postura sobre el déficit», dijo Tajani. El respaldo de Europa al Gobierno del cambio y a sus políticas no es una circunstancia baladí, sino que supone un aval de credibilidad y confianza de futuro. Por primera vez existe una coincidencia en el diagnóstico de la situación y en los criterios y planteamientos de las medidas que deben ser aplicadas. Se trata de un mensaje esencial hacia los mercados y el concierto internacional, y en ese sentido sería injusto relativizarlo. En un país sumido desde hace años en cierto descrédito fiscal, acosado por las incertidumbres y las incongruencias de políticas equivocadas de la izquierda gobernante, el refrendo europeo es vital para que la marca España se restablezca. Rajoy trasladó también a Tajani que su Gobierno dará prioridad a las pequeñas y medianas empresas y al desarrollo de la industria y del sector turístico, iniciativas todas ellas dirigidas a estimular la actividad económica y la creación de puestos de trabajo, que es lo que España necesita. Para quienes solicitan concreciones urgentes sobre las propuestas de Rajoy, conviene recordar no sólo los riesgos de abordar anuncios y proclamas sin tener en su poder una radiografía exacta de la situación del país, sino las consecuencias de precipitarse y de errar. España no puede permitirse más fallos, porque el depósito de la confianza internacional está vacío. Rajoy tiene un plan y lo ejecuta minuciosa y seriamente. El resultado de su cita con el vicepresidente europeo fue muy significativo, y hoy se verá por separado con los líderes sindicales y el presidente de los empresarios. Cabe esperar que los agentes sociales entiendan y asuman el desafío histórico que aguarda a la nación y sean capaces de actuar con altura de miras por el interés general. Lo contrario sería una grave irresponsabilidad que los españoles no olvidarían.
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