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Miquel Ángel Prats / Dirige el congreso de educación y tecnología Itworldedu
–Después de cuatro ediciones del congreso, ¿cómo valora la evolución de la tecnología en el aula?
–Hemos notado que el profesorado en general ha tenido más inquietud, está más motivado para trabajar con tecnología y ha invertido mucho esfuerzo para alfabetizarse digitalmente. Aún estamos lejos, pero vamos en buena dirección: los profesores, ante los retos sociotecnológicos actuales, van perdiendo el miedo inicial al contacto y uso de la tecnología y se están familiarizando poco a poco.
–Tras la euforia inicial, existen voces críticas sobre la digitalización de las aulas, ¿por qué?
– Vivimos un modelo de escuela que tiene una mirada y una visión más propias de una sociedad del siglo XIX (industrial) que no de una sociedad del siglo XXI (informacional). Algunos autores dicen que disponemos de escuelas propias del siglo XIX, profesores del siglo XX y alumnos del siglo XXI, lo que nos lleva a reconocer que nuestro sistema educativo, en palabras de José Antonio Marina, es un «diplodocus dormido» y que necesita con cierta urgencia transformarse a las demandas y características de nuestra sociedad actual.
–¿Cómo ve la educación en 8 años?
–Me imagino espacios de aprendizaje diferentes, espacios que van más allá del aula; me imagino dos profesores por clase y un rol del profesor más «tutor», más cercano y próximo al alumno. Una organización escolar sin tantos horarios o franjas fijas que trabaja por proyectos de aprendizaje globalizado con los alumnos. Una actividad pedagógica que prioriza el «saber hacer» ante «el saber».
–¿Qué país lidera el uso educativo tecnológico? ¿Cómo está Cataluña al respecto?
–No es tanto quien lidera el uso, sino quién dispone de metodologías. En esta línea, países como Holanda, Inglaterra y Suecia disponen de ejemplos interesantes. Cataluña se ha caracterizado siempre por ser muy emprendedora.
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