
Escritores
La imaginación al poder

La tremenda crisis económica que nos está azotando desde hace meses, en España y en medio mundo, y que para muchos tiene ya la característica de una recesión en toda regla ha dejado un verdadero reguero de dramas personales con difícil solución. Miles de personas en paro que viven angustiadas sin saber cómo llegarán a final de mes, además de una larga lista de negocios y de iniciativas laborales que han tenido que echar el cierre estrepitosamente.
Este es el panorama real de una situación social calamitosa y que según se repite desde las distintas terminales de análisis económicos lo peor todavía no ha llegado. Es más, hasta el año 2013 no se puede esperar que encontremos aparentes brotes de recuperación. Eso nos dicen, no se sí para prepararnos ante lo peor; o incluso pensando en que la crisis es todavía de una mayor duración.
Este panorama que es ciertamente desolador, no nos puede hacer olvidar algunas cuestiones positivas, que aunque duras en su aspecto, también son de provecho para todos. Para empezar, está claro que hemos pisado tierra. Habíamos vivido durante muchos años por encima de nuestras posibilidades. Nos habíamos subido a un ritmo de consumo y de necesidades absolutamente insostenible para todos. Un ritmo del que no se libraba casi nadie y que se había convertido en un torbellino que se llevaba por delante todo lo que podía. Un ritmo de vida, en el que nos habíamos imbuido todos, y que por su carácter confortable nos habíamos dejado llevar. Y en esta cuestión hay que reconocer que es difícil que alguien pueda levantar la mano diciendo que esto no va con él. Cada uno en su entorno, en su nivel, en su ambiente hemos tenido que rebajar el status que por inercia nos habíamos adjudicado, sin encomendarnos a nadie. Dicho de otra forma, esta crisis –insisto lejos de los dramas personales, que son muchos– nos ha colocado a cada uno en su sitio. Siendo realistas y sabiendo que no podemos gastar más de lo que no podemos. ¡Se han acabado los castillos en el aire que hemos construido sin cimientos y sin consistencia!
Al mismo tiempo, también hay que detectar otro resultado positivo: el triunfo de la imaginación. ¡Cuánta gente, cuántos negocios han utilizado la imaginación para salir del atolladero! Ajustando precios, rebajando expectativas, aplicando la racionalidad y bajando los humos muchas personas que se veían al borde del precipicio y que han sabido resurgir de sus propias cenizas. Negocios abotargados se han venido arriba, iniciativas en la banca- rrota se han recompuesto, ideas arrumbadas se han convertido en verdaderos golpes de brillantez.
Desde luego que la crisis no ha terminado. Y que las angustias se han convertido en el panorama habitual de muchas personas. Pero también esta moneda tiene otra cara: la imaginación ha servido para sacar la cabeza. Y el sentido común vuelve a convertirse en una partitura necesaria para salir de esta crisis que no nos abandonará en mucho tiempo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar