Sabores de antaño entre paredes con historia

Comer bien es uno de los placeres más apasionantes a los que se enfrenta el viajero cada vez que sale de casa. Más aún si la mesa y el mantel están ubicados en el interior de un edificio histórico, de esos cuyas paredes hablan de un célebre pasado. Y así, entre bocado y bocado, mientras los sentidos del gusto y del olfato gozan al máximo, la imaginación echa a volar fantaseando con los antepasados que una vez se sentaron en esos aposentos.
Dicho y hecho. El trotamundos está de enhorabuena, pues los paradores de Antequera y Carmona, en las provincias de Málaga y Sevilla respectivamente, celebran hasta el próximo 21 de noviembre unas suculentas jornadas gastronómicas dedicadas a los fogones de antaño. Ambos establecimientos están dentro de la ruta denominada Caminos de la Pasión, un itinerario con gran legado histórico-artístico, tradiciones, gastronomía, manifestaciones religiosas y artesanía que ayudan al viajero a entender la auténtica manera de vivir del pueblo andaluz.

Dos opciones
¿Qué mejor forma de conocer parte de nuestra esencia cultural que a través de la gastronomía? La propuesta no defrauda. Todo lo contrario. La boca se hace agua desde el momento en el que el comensal abre la carta y lee la primera línea. Hay dos alternativas. Por un lado, porrilla frita para comenzar, seguido de conejo a la cortijera con setas, todo ello acompañado de dos tipos de vinos andaluces que maridan a la perfección. Para terminar, Angelorum del convento, un postre elaborado a base de bizcocho, merengue y yema.
En la segunda opción el comensal inicia el festín con una sopa de bacalao. El plato fuerte llega en forma de chivo malagueño a lo pastoril, receta tradicional que hace las delicias de los más glotones. Un bienmesabe antequerano –bizcocho bañado en cabello de ángel, almíbar y almendras– pone el toque dulce y deja con un recuerdo inolvidable a los más golosos.
Y ya que andamos por estas tierras, merece la pena aprovechar la ocasión para alojarse en alguno de los dos establecimientos. Cada uno tiene su estilo y su encanto. La vega del río Corbones se convierte en excepcional panorámica de la fortaleza árabe del siglo XIV que ahora alberga el Parador de Carmona.

Decoración clásica
Las espléndidas vistas del alojamiento son uno de sus puntos fuertes, aunque el interior poco le tiene que envidiar. Las zonas ajardinadas rodean un patio y una fuente mudéjar por la que merece la pena dar un relajado paseo. Una vez dentro, las habitaciones son espaciosas, luminosas y presumen de un gusto exquisito por la decoración clásica que, junto a la azulejería sevillana, realza el valor de este histórico alcázar. Sobresale el Salón Bermejo, con sus tapices y numerosas antigüedades, aunque la cita imprescindible está en el refrectorio, habilitado como comedor y reconocido como uno de los más bellos de Paradores.
Con un toque mucho más vanguardista, el recientemente reformado Parador de Antequera (principios de 2009) es un espacioso y tranquilo hotel, ideal para los viajeros que busquen algo más moderno. Rodeado de verdes jardines, el establecimiento dispone de 58 habitaciones y un amplio restaurante que goza de espléndidas vistas sobre la vega antequerana y La Peña de los Enamorados. El bar y la cafetería del Parador de Antequera, junto a la zona de piscinas y jardines, permiten al cliente disfrutar de su agradable terraza durante todo el año. En el interior, las estancias son espaciosas, dominadas por los tonos blancos de las paredes y suelos de parqué oscuro. El moderno mobiliario se caracteriza por su estilo funcional, lo que proporciona al conjunto un ambiente confortable y apacible.
 

>> Parador de Antequera: Paseo García del Olmo, 2, Antequera, 29200 (Málaga). El establecimiento cuenta con 58 habitaciones, restaurante, acceso gratuito a internet en zonas comunes, parque infantil y piscina de temporada.

>> Parador de Carmona: Alcázar, s/n, Carmona, 41410 (Sevilla). El hotel cuenta con 63 habitaciones, restaurante, salón de conferencias y piscina de temporada.