España
El baile de la yenka: La semana de Martín PRIETO
Don Joaquín Ruiz Jiménez fue un ministro de Educación durante el franquismo que fue destituido a raíz de las algarabías estudiantiles de 1956. Por mal nombre «Sor» de su apellido fue siempre un demócrata cristiano de los que no se comen a los leones. Fueron tales sus equilibrios políticos que se le asoció con «la yenka», un baile entonces de moda popularizado por el dúo más o menos pedófilo de Enrique y Ana: la última desapareció y el primero se dedica a propalar su homosexualidad por las miserias de la telebasura: izquierda, izquierda, derecha, derecha, delante, detrás, un, dos, tres... Era un buen hombre que se creyó la teoría del sociólogo Juan Linz que a Franco lo sucedería la Democracia Cristiana, igual que el notario Antonio García Trevijano creyó que le tocaba ser presidente de la III República.Todo presidente del Gobierno merece un respeto por sólo los votos que le aúpan, pero a Rodríguez Zapatero, a pesar de los dramas personales subyacentes, cabe tomarle a risa y bailar con él la yenka. Toma medidas drásticas en el Consejo de Ministros y no las publica en el Boletín Oficial del Estado. Edita otras, como el estrangulamiento de los ayuntamientos, y rectifica al día siguiente. El BOE es el diario más importante de España, pero nuestro presidente parece tenerlo como un pasquín o un panfleto rosa. Es inevitable estimar que este hombre estará lleno de buena voluntad pero no sabe qué quiere hacer. El capitán del «Titanic» era el mejor y el más viejo de la línea e ignoró los icebergs en su rumbo. Por lo menos se hundió con su buque. En política, cuando gira el gozne del destino, se advierte nítidamente. Felipe González lo comprendió perfectamente cuando tardíamente fue abucheado en una conferencia en la Universidad Autónoma de Madrid, Zapatero procura no pisar ni acercarse a territorios hostiles, pero no ha podido evitar que fuera pitado en el Senado. Son mensajes que le envía Cassandra. El Pleno parlamentario en donde intentó que su tijeretazo fuera convalidado sólo por un voto. Escenifica su soledad.
EL GIRO COPERNICANOLo peor es que la austeridad la vende Zapatero tarde, insuficiente y mal. Hasta los comprensivos y «blandos» de Convergencia i Unió han debido abstenerse para no mellar. El bloque socialista los aplaudió y Durán i Lleida tuvo que salírseles al paso: «No nos aplaudan porque estamos en desacuerdo con ustedes». En 1940, Sir Winston Churchill ofreció «sangre, sudor y lágrimas», formó un gabinete de guerra con los laboristas y domeñó las huelgas. Pudo hacerlo porque poseía una gran credibilidad. Zapatero nos ofrece un albergue de la sexta felicidad y la senda de una prosperidad inmediata, por eso se está haciendo luz de gas, pero a sí mismo.
EL PERSONAJE DE LA SEMANAFrancisco CampsHace año y medio que al presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, le están zurrando tres miserables trajes que seguramente ya deben hedir si se los ha puesto de continuo sin pasar por el tinte.No sé si se los regalaron ni tampoco me importa demasiado tan tonto cohecho pasivo. Pero estas entretelas diluyen nuestra corrupción rampante. Me temo que Francisco Camps es tonto porque por tres trajes presentas una factura o el albarán de una tarjeta de crédito, o dices que te los ha comprado tu señora o, aun suponiendo haberlos sufragado en metálico, aportas el listado de tu cuenta bancaria correspondiente a la compra.Por un clavo se perdióuna herradura, por una herradura se perdió un caballo, y por un caballo se perdió un caballero.Tres eran tres las hijas de Elena, tres eran tres y ninguna era buena. Tres eran tres los trajes de Camps y nunca en España habíamos caído tan bajo en las corruptelas.
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