Barcelona

Mas irá a la cumbre autonómica pese a su órdago soberanista

Una comisión técnica evaluará en 2013 el sistema de financiación antes de reformarla. El Ejecutivo quiere que del cónclave salga un mensaje de unidad El mito federalista; por Francisco Marhuenda

Artus Mas con el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, en las fiestas de la Mercé del pasado año
Artus Mas con el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, en las fiestas de la Mercé del pasado añolarazon

Madrid- La vicepresidenta y consejera de Presidencia de la Generalitat, Joana Ortega, asistió ayer en La Moncloa a la «cordial» reunión preparatoria de la Conferencia de Presidentes que la semana que viene se celebrará en el Senado. Mientras que desde Cataluña se alimentaban las expectativas sobre el órdago soberanista que el presidente de la Generalitat, Artur Mas, pueda dejar hoy en el debate de política general catalana, su «número dos» mostraba en Madrid un ánimo colaborador y conciliador con la «lealtad institucional» que el Gobierno quiere que marque la próxima cumbre territorial a la que asistirá Su Majestar el Rey Don Juan Carlos y que presidirá el jefe del Ejecutivo.

 

Suena contradictorio, pero ésa es la realidad. La prueba de la ambigüedad y del doble discurso que hoy condiciona la realidad catalana. Además, la asistencia de Ortega a la reunión que presidió la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, ratifica la confirmación por parte de la Generalitat de que Mas tiene previsto acudir a la cumbre de presidentes autonómicos. Al menos según la posición oficial a día de ayer y con la justificación de que el presidente de la Generalitat quiere venir a Madrid a hacer pedagogía y a explicar su «plante» ante el «no» del Ejecutivo a ceder a su exigencia de un concierto económico propio para Cataluña.

 

Mas comenzará hoy a destapar sus cartas y de no rectificar la decisión anticipada ayer a este diario, el lunes estará en la Cámara Alta para explicarse ante los demás presidentes autonómicos. La mayoría de ellos son muy poco receptivos con su pretensión de seguir mejorando su financiación «a base de empujones a la solidaridad y a la cohesión».

 

El polémico debate sobre la reforma de la financiación autonómica se abrirá el año que viene, pero sin prisas. El desencadenante de su irrupción en escena ha sido el juego puramente político de Mas, el victimismo y el tacticismo de quien está empeñado en encontrar una coartada electoral que desvíe el debate de sus recortes y de la quiebra de la Generalitat. Rajoy contestó a ese juego político con una finta política, la de anunciar su diposición a cumplir la ley y a revisar el sistema de financiación en plazo y forma. Pero eso no supone abrir en canal el actual modelo. Primero deben estar las conclusiones del funcionamiento del hoy vigente y, además, la situación económica tampoco permite hoy hacer cambios sustanciales en la financiación autonómica. Cuando no hay nada que repartir hay poco de que discutir, sostienen fuentes del PP. Con el añadido de que en estos momentos la prioridad para el Gobierno está en el control del gasto en todas sus vertientes, después de los agujeros financieros tapados a nivel autonómico y municipal. Por tanto, como establece la Ley Orgánica de Financiación Autonómica (LOFCA), el comité responsable en esta materia evaluará durante el próximo año el funcionamiento del sistema que aprobó el PSOE en 2009, bajo la presión del tripartito que presidía el socialista Montilla. Sin perjuicio de que algún presidente autonómico saque a colación este asunto en la Conferencia del lunes.

 

Ayer la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, defendió de manera tan categórica que éste no es el momento de reformar la financiación autonómica que se interpretó como una enmienda al comunicado que Moncloa emitió el jueves, en nombre de Mariano Rajoy, en respuesta al desafío del presidente de la Generalitat. También provocó cierta confusión interna y que algunas CC AA del PP, como la balear, rompieran la unidad de discurso para defender la pertinencia de ese debate.

 

El Gobierno quiere que de la Conferencia de Presidentes salga un mensaje de unidad ante el déficit y las reformas, y de estabilidad ante la UE. Cuenta con el cierre de filas de sus CC AA y el clima en la reunión que ayer presidió Sáenz de Santamaría fue «exquisito». Con buena disposición hasta de la representante de la Junta andaluza. Ahora habrá que ver qué ocurre cuando delante estén las cámaras, si bien en privado manda la dramática situación económica de la mayoría de las regiones.