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Medio millón de huertanos inunda Murcia

El día del Bando llenó por completo una capital engalanada para la ocasión y en donde se registró una menor afluencia de personas que la esperada por las previsiones de lluvia que se pronosticaron. 

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El Ayuntamiento de Murcia, aunado en una causa común con la Comunidad Autónoma de la Región, ha solicitado que la festividad del Bando de la Huerta sea declarado de interés turístico internacional. Para que ello se produzca y llegue a buen puerto, es muy importante que exista un respaldo considerable por parte de la ciudadanía murciana. Pues bien, este punto quedó demostrado ayer que se ha conseguido. Prueba de ello, es que medio millón de murcianos asistieron ayer a presenciar el tradicional desfile que se realiza en la capital del Segura desde mediados del siglo XIX. La tradición de una fiesta más que centenaria se impuso por clara mayoría y Murcia entera y parte de la Región se echó a la calle para dejar patente que el Bando es una fiesta con mucho arraigo en la ciudad murciana.

La jornada de ayer comenzó condicionada con la previsión de lluvia que anunciaba para la jornada la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), para fortuna de los congregados en las calles de Murcia, la lluvia hizo muy escaso acto de presencia, si bien es cierto que alrededor de las cuatro de la tarde, la precipitación se hizo notar con un chaparrón que fue breve pero intenso en cuanto a la cantidad de agua caída. Los peores augurios se apoderaron de los huertanos que vieron peligrar seriamente la salida de su desfile, pero, como se dice en estos casos, la sangre no llegó al río y la ilusión huertana pudo recorrer cada uno de los rincones de Murcia.

Lo cierto es que el tiempo amaneció en la capital regional con un sol resplandeciente que permitió el más absoluto disfrute de todos los ciudadanos y que aseguró la fiesta. Murcia entera se convirtió en un abanico de colores con los vestidos de huertanos por bandera. Los trajes de hombre eran los más repetidos. Verde, azul, rojo, magenta, negro o amarillo; cualquier tonalidad invadió la capital autonómica del color uniforme de la ilusión, la felicidad y el festejo. Desde primeras horas de la mañana, Murcia se transformó en un escenario improvisado donde el baile, el cante y la diversión compartían protagonismo a partes iguales.

La ejemplaridad en el comportamiento de los ciudadanos fue la tónica predominante durante una jornada en la que las barracas dispuestas por la ciudad sirvieron de restaurantes para miles de murcianos que optaron por disfrutar de los platos típicos murcianos como el zarangollo, la morcilla, el tocino, la ensalada murciana y para el postre, todo un típico, el paparajote con el que todos los venidos de fuera guardan cuidado para no comerse la hoja de limonero que incluye en su interior.

Después de coger fuerzas con los alimentos típicos de la huerta, el protagonismo lo acaparó por completo el desfile del Bando de la Huerta en el que se congregaron más de medio millón de murcianos para contemplar un cortejo que traía al siglo XXI las costumbres de tiempos pasados, pero que todavía siguen vigentes cada día del Bando. Uno de los aspectos más vistosos del cortejo fue la participación en el desfile de animales que acapararon toda la atención de los asistentes.

El desfile no decepciónó a nadie y se convirtió en una auténtica fiesta de las tradiciones que durante años se llevaron a cabo en la huerta de Murcia. La Gran Vía fue el lugar donde se congregó un mayor número de personas para disfrutar de una fiesta que va ganando adeptos con el paso del tiempo. Toda Murcia se volcó para asistir a presenciar un desfile que acercó a la sociedad actual las tradiciones de hace años.

Sin embargo, la fiesta y el buen ambiente que imperó durante la mañana y la tarde también se hizo extensiva a la noche. Era cierto que el cansancio hizo mella en la ciudadanía, pero, como dice el dicho, «un día es un día» y bien merecía un esfuerzo. De esta forma, la zona conocida como de las «tascas» que se ubica en la capital de la Comunidad en La Merced se convirtió en el lugar elegido para muchos jóvenes con el objeto de continuar el buen ambiente.

En este sentido, el vino y la cerveza se cambiaron por copas y los bailes al aire libre pasaron a realizarse en zonas techadas en los garitos dispuestos para ello. La fiesta se prolongó hasta bien entrada la madrugada y al día siguiente todo parecía que había pasado. No obstante, Murcia dio buena cuenta de una jornada en la que la huerta fue la gran protagonista y sus habitantes parecieron inundar toda la ciudad en un intento de convertir todas las calles en su territorio. Murcia no quedó impasible ante la celebración de un día grande y se volcó por completo en el día de su huerta, de sus tradiciones, en donde su pasado copaba el presente y no cabía espacio para la tribulación, la duda y la marcha atrás ni para tan siquiera tomar impulso. Lo importante era que los ciudadanos se mostraran receptivos para acoger en su seno y su interior la fiesta de la huerta; y lo hicieron con creces. Todo el municipio se volcó por completo para dejan patente que Murcia respira el Bando porque la capital del Segura sigue siendo una de las sedes nacionales de la huerta nacional.

Por otra parte, para el día de ayer se hizo mucho hincapié en que los hombres y mujeres se vistieran con sus respectivos trajes de huertano y huertana respectivamente. Aún así, la vestimenta de varón fue la que más predominó dentro de la jornada, aunque también es cierto que, con respecto a años anteriores, el número de vestimentas femeninas fue mucho más considerable.

Murcia respiró huerta por los cuatro costados y se centró por completo en la celebración de uno de sus festejos más ancestrales y que más arraigo tiene dentro de toda la Región. El Bando es cultura, compartir, divertirse y, por supuesto, recordar tiempos pasados en los que la huerta era el epicentro de una ciudad que hoy en día es la séptima de España y que continúa siendo cabecera en lo que a la producción de frutas y hortalizas se refiere.

De esta forma, pasó una jornada marcada por el buen ambiente y la diversión. No obstante, la temporada de fiestas prosigue dentro de la capital y el Entierro de la Sardina se aproxima en el tiempo para recoger el testigo que le dejó ayer el Bando y cerrar unas Fiestas de Primavera que son de los festejos más apasionados de Murcia. La celebración huertana por excelencia pasó, pero su espíritu continúa palpitando dentro de los corazones de tantos murcianos que no se olvidan de su pasado para afrontar el futuro.

Los refajos, fajines, chalecos y esparteñas vivieron ayer su día grande por excelencia hasta el próximo Bando del año que viene. Entonces será momento para desempolvarlos otra vez y vivir la fiesta de la huerta murciana.