Castilla y León

Los empleados públicos toman León para mostrar su hartazgo

Más de dos mil personas salen a la calle contra los recortes

Un instante de la protesta de ayer por las calles de León
Un instante de la protesta de ayer por las calles de Leónlarazon

León- Están hartos de soportar lo recortes del Gobierno cuando vienen mal dadas, y de ser los «paganos» de una crisis que, aseguran, ellos no han creado ni son los culpables. Son los empleados públicos, que ayer volvieron a la carga, esta vez en León, y en domingo, para denunciar la actual situación de recortes que están sufriendo, y para manifestar su hartazgo y su descontento con el Gobierno y las administraciones en general.

Más de dos mil personas tomaron ayer las calles y plazas del centro de la capital leonesa, convocados por una plataforma de la que forman parte hasta dieciséis asociaciones profesionales de la capital. Los empleados públicos no van a parar quietos hasta que se de respuesta a sus demandas y se mejoren sus condiciones, y exigen al Gobierno de Mariano Rajoy que deje de recortar los servicios públicos, y ponga en marcha medidas efectivas para llevar la crisis por buen camino.

«No es caro si se gestiona bien»
Entre estas medidas, consideran que lo primero que tiene que hacer el Gobierno es hacer frente al elevado fraude fiscal existente en nuestro país y subir los impuestos al capital. Pero, sobre todo, los empleados públicos consideran que deben ser los políticos y los banqueros, en opinión del colectivo los culpables de la crisis, sobre los que caiga todo el peso sobre la clase trabajadora. Asimismo, mostraron también su preocupación por los Presupuestos Generales del Estado del próximo año, ya que consideran que suponen una nueva amenaza al colectivo en forma de nuevos recortes de servicios.

Los empleados públicos están cansados también de que se diga que el elevado sector público es el causante de todos los males del país. Y piden a los políticos que dejen de engañar a los ciudadanos y a la sociedad, y que, «de una vez por todas, se reconozca que el servicio público no es caro si está bien gestionado, y que la pretensión de privatizar los servicios es sólo un interés más de la clase empresarial para hacerse con una parte del pastel del dinero que circula por la administración».