Lisboa
La crisis con Marruecos deja en evidencia el vacío en Exteriores
Moratinos ha hecho mutis y el nuevo embajador en Rabat aún no se ha incorporado. A los consulados españoles de Tetuán, Larache y Nador tampoco ha llegado el relevo. España desmanteló en 2009 dos oficinas del CNI en Nador y Tetuán que el Gobierno aún no ha reemplazado.
La diplomacia es la encargada de solventar las diferencias entre dos países y si ésta desaparece, surge el conflicto. Y quizás sea una de las causas por las que el nuevo y enésimo problema de España con Marruecos no se soluciona. «¿Dónde está Curro?», se preguntaba ayer un diplomático que habló con LA RAZON, en referencia al ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, desaparecido en todo el proceso.
Y para colmo, también faltan los dos embajadores: el de Marruecos en España, porque no ha recibido el plácet definitivo al ser un nombramiento problemático; y el de España en el reino alauita, Alberto Navarro, que acaba de dejar la embajada de Lisboa y está disfrutando de su mes de vacaciones antes de incorporarse a Rabat el próximo 1 de septiembre. Su antecesor, Luis Planas, que ya tiene nuevo destino, fue un nombramiento de Zapatero, que prefirió enviar a esa difícil plaza a un político en lugar de un diplomático.
Puestos del CNI vacantes
Por si fuera poco, los consulados de Tetuán, Larache y Nador están a la espera de recibir a sus nuevos titulares. Javier Jiménez-Ugarte fue sustituido el pasado 31 de julio en Tetuán y Larache por Carlos Díaz Valcárcel. En ese misma fecha, Antonio Martínez-Cattaneo dejó su puesto en Nador (que desarrollaba en comisión de servicios) y el Gobierno designó como relevo a Jorge Cabezas, que fue consejero en la embajada de Rabat hasta 2004. Pero según las fuentes consultadas, ninguno de los dos se ha incorporado todavía a su nuevo destino.
Pero los cambios también han afectado a los servicios de Inteligencia. Así, las oficinas del CNI (las «antenas», en la jerga oficial) en Nador y Tetuán (que integraban en cada caso dos mandos militares) se desmantelaron el pasado año (en marzo la de Nador y en julio la de Tetuán) y esos puestos siguen sin cubrirse para no despertar el recelo de Rabat.
Para evitar un encontronazo, el Gobierno español ignoró los cinco comunicados enviados por Exteriores marroquí, en los que criticaba el control policial en la frontera. Eligió la política del avestruz y, en cambio, utilizó la carta más importante que tiene en su mano, la intervención de Su Majestad el Rey en conversación directa con Mohamed VI. O la crispación entre los dos países es mucho mayor que la anunciada por el Ejecutivo o éste ha errado al involucrar a Don Juan Carlos.
En este sentido, la pregunta que más inquieta a los «diplos» españoles, y que todavía no tiene respuesta, es el momento elegido por el Rey Mohamed VI para crear un nuevo conflicto con España. Es sabido que, históricamente, prefiere dar una patada en la espinilla de su vecino del norte cuando éste se encuentra en una situación de debilidad. Con ello está claro que el monarca alauí percibe las dificultades de todo tipo por las que atraviesa España, lo que llevó a Rabat a montar el lío de la frontera, según las fuentes consultadas. Y una vez más, el Gobierno ha hecho una exaltación del diálogo como fin en sí mismo o como rendición preventiva, que es como lo puede interpretar el vecino del sur, añadieron.
Declaración de culpabilidad
Las inadmisibles imágenes que presentan a las policías españolas como si fueran auténticas torturadoras resultan una provocación, enmascaradas con las supuestas agresiones a ciudadanos marroquíes. Esta afirmación es, en realidad, una declaración de culpabilidad contra las agentes. «Y Marruecos sabe que España no lo puede tolerar», aseguran.
El pulso que mantienen estos grupos a favor de la liberación de Ceuta y Melilla es fuerte, hasta el punto de amenazar con no acudir a los tribunales si la denuncia se presenta «en un juzgado colonialista como el de Melilla». Por otro lado, piensan seguir bloqueando el paso de camiones españoles por la frontera. Y, mientras tanto, Rubalcaba visita Rabat. Las fuentes diplomáticas consultadas por LA RAZON señalan la necesidad de mantener el diálogo, pero con una actitud decidida y fuerte. «De lo contrario, llevamos las de perder, pues su forma de actuar obedece a un ritmo diferente». Ellos tienen el tiempo y España el reloj.
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