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Costumbrismo de lujo

La Razón
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«La del Soto del Parral»
 R. Soutullo y J. Vert. Solistas: A. Ibarra, J. J. Rodríguez, A. Roy, L. Varela, L. Álvarez. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Dtor. musical: R. Gimeno. Dtor. escena: A. Ochandiano. 22-X-2010. Teatro de la Zarzuela.

Desde su creación en el Teatro de La Latina en 1927, «La del Soto del Parral» no ha abandonado nunca los escenarios, convirtiéndose desde entonces en uno de los epítomes de la zarzuela de ambiente rural. Sus autores, Reveriano Soutullo y Juan Vert –uno de los tándems más productivos de nuestro género lírico–, se propusieron ofrecer una visión estilizada de un drama rural cuya protagonista nunca aparece, pero está a punto de desencadenar una tragedia, pues ha sido la amante del difunto dueño de la casa y está a punto de casarse con su hijo. La música combina con mucho acierto los elementos folclóricos con una fuerza expresiva propia de un verismo español.

Amelia Ochandiano es una auténtica mujer de teatro, y ofrece una lectura que, sin perder el sabor popular, confiere a la obra una poderosa envergadura escénica, ya desde el comienzo, con la colocación del coro dominando el escenario y el enorme campanario, sin olvidar un toque irónico en momentos como el famoso coro «¿Dónde estarán nuestros mozos?». La soprano Ana Ibarra cuenta con un registro central y un grave precioso, lo que le permite dar el necesario dramatismo a Aurora. El barítono Juan Jesús Rodríguez Germán, dio vida con inmensa humanidad a su marido, Germán. Completa muy bien el terceto principal Alejandro Roy. Ajustada y moviéndose con verdadero desparpajo la pareja de cómicos (Aurora Frías y Didier Otaola), aportando su veteranía y buen hacer Luis Álvarez como el sabio tío Sabino y Luis Varela en el enredador romancero.

Extraordinario el coro titular del teatro, posiblemente el que mejor se mueve en los escenarios españoles, y magnífica labor en el foso del joven maestro Rubén Gimeno, quien hizo lucirse a la Orquesta en los momentos más brillantes, pero al mismo tiempo supo cuidar a los cantantes, consiguiendo redondear uno de los espectáculos más logrados de una ya larga época ascendente en el Coliseo de la calle de Jovellanos.