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El paquete

La Razón
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Tanto parcheo empieza a resultar cansino. Fundamentalmente porque no sabemos cuántos planes van ni en qué han quedado. Por los resultados, en nada. Llevamos una Legislatura anunciando reducción de trámites para ayudar a las empresas, pero lo cierto es que éstas siguen cerrando y despidiendo trabajadores. Ayer el paro nos sorprendió con otros 24.000 desempleados y 54.400 nuevas bajas en las cotizaciones a la Seguridad Social. No es que sea el peor de los datos posibles, aunque continúa siendo desalentador. Más de lo mismo en la senda del estancamiento. Si no hay crecimiento y creación de empleo, nuestros problemas para pagar no acabarán. Por mucho paquete de medidas que se anuncie, no dejaremos de tener dificultades con los mercados si la situación económica no varía. Y para ello es necesario algo más que planes de parcheo. Los primeros parches fueron el Plan E y la lisonja irresponsable de los 400 euros. Después le siguieron otras medidas de gracia que ahora nos hemos tenido que comer. Si no las hubiéramos puesto en marcha tendríamos un dinero fundamental para hacer frente a nuestras deudas. No lo hicimos, y ahora la UE nos exige volver a la ortodoxia en gastos e ingresos. Que es cosa simple. Si uno ingresa cinco, puede gastar cinco. A lo sumo seis, pero de ninguna manera diez o doce. Y nosotros estábamos gastando doce. Con lo cual o empezamos a ingresar más, o dejamos de gastar tanto. O las dos cosas a la vez. Y en esas estamos: vendiendo patrimonio para poder hacer frente al endeudamiento. Ciertamente hay empresas públicas que no tienen ningún sentido. El Estado suele ser mal gestor, y se ha demostrado cien veces que una misma sociedad deja de ser deficitaria y se convierte en rentable cuando pasa a manos privadas. Normal porque en la Administración se ha instalado el famoso dicho de Carmen Calvo según el cual «el dinero público no es de nadie». Y por eso no hay que mirar en subvenciones o derroches. Las televisiones públicas son un claro ejemplo. Todas están mal gestionadas y pierden dinero. Quien dice las televisiones dice sociedades estatales o paraestatales o autonómicas dedicadas al autobombo de los gobernantes de turno. Planteó muy bien el asunto el otro día María Dolores de Cospedal al anunciar que cuando gobierne en Castilla La Mancha reducirá a la mitad el gasto público y suprimirá organismos duplicados. Alguien tiene que empezar a hacerlo. ¿Para qué dos defensores del Pueblo con dos oficinas, despachos, coches oficiales, presupuestos y burocracia? ¿Para qué dos Consejos Económico-Sociales o Tribunales de Cuentas? Estamos instalados en el absurdo del gasto innecesario. Vender empresas públicas puede ser buena solución, siempre que éstas sean deficitarias. Si son rentables se entiende menos. El Estado lo que necesita son ingresos, no gastos. Y si Loterías es una sociedad rentable lo normal sería seguir manteniéndola como estatal, no malvenderla a la baja.

De manera que el último paquete de Rodríguez Zapatero está bien a medias, pero sería deseable más rigor, más previsión y menos improvisación.